Narra victoria Cassano. Luego de ese desafortunado acontecimiento mi teléfono vuelve a sonar una vez más, respiro profundo porque sé que mi paciencia en estos momentos está llegando a su límite. Mientras conduzco quien sabe a donde, ya que la situación con este idiota me ha dejado bastante desconcertada y con un muy mal sabor de boca… Tomo mi teléfono para contestar observando que es Verónica, seguramente a darme algún consejo inútil sobre disculparme con el bastardo que me arruinó el día. —¿Ahora que rayos quieres Verónica?— respondo de mala gana. —Primero que dejes de ser tan niña y te comportes como una mujer adulta y me escuches victoria Cassano… Ash, a veces eres un verdadero dolor en el trasero ¿ya estás más calmada?— yo respiro profundo nuevamente para responder. — Ajá, si esto