Narra victoria Cassano. Llegamos al restaurante y a decir verdad es bastante lujoso y amplio, atravesamos la entrada, Jorge de forma amable ofreció su brazo como todo un caballero para que ambos pudiéramos entrar, me quedo observando a mi alrededor un salón amplio con cristales transparentes que te permiten ver las afueras de nueva York. Las mesas están muy bien acomodadas y distribuidas por toda la sala, hay plantas decorativas que le dan un ambiente natural al salón, las lámparas son de cristal con luces cálidas y reconfortantes. Nos acercamos a una mesa guiados por un hostess muy amable, nos entregó la carta para decidir que pedir para retirarse momentáneamente, para darnos tiempo de decidir. Pero antes Jorge le pidió una botella de vino, el hombre asintió, se retiró y luego regresó