Decir que estoy nerviosa es poco, sigo sus pasos hasta llegar a la mesa de ruleta donde están todos sus amigos y de inmediato me miran como preguntándose de donde he salido y que hago aquí —Amigos, ella es Brisa— Dice y me mira —Brisa, ellos son Martin, Carlos, Ian, Emanuel y Diego— Me los presenta uno a uno y amablemente los saludo mientras que el crupier espera a que ellos hagan sus apuestas.
—Un placer— Digo y los observo uno a uno, la verdad es que todos son muy guapos, pero a mi parecer, Franco es el más guapo de todos. Él es alto, con un cuerpo fornido, pero no exagerado, cabello n***o corto, y unos ojos verdes resaltan increíblemente.
—¿Sabes jugar a la ruleta? — Me pregunta él y asiento.
—Si, de hecho, me encanta— Respondo segura y sin que me lo espere, él agarra una cuantas fichas de cien que tenia sobre la mesa y me las entrega.
—Apuesta por mi entonces— Me pide y lo miro sorprendida.
—¿Siempre le das tus fichas a una desconocida? Digo… me estás dando mas de mil dólares— Comento haciendo que sus amigos nos miren como esperando su respuesta.
—No siempre, pero esos ojos negros que tienes, me dejan ver que eres buena en esto— Habla y sin poder evitarlo rio.
—¿Intentas conquistarme o que? — Le pregunto divertida y sus ojos se clavan en los míos.
—¿Acaso quieres que te conquiste? — Inquiere y muerdo mis labios para después, sin decirle ni una sola palabra más, tomar las fichas de su mano e ir hacia la mesa de la ruleta y colocarlas en mis números favoritos y alrededores para así crear una combinación ideal en el caso de ganar.
Él observa cada uno de mis movimientos y de pronto sus amigos siguen mis pasos colocando sus apuestas sobre la mesa hasta que el crupier dice la famosa frase “No more bets” y la ruleta gira hasta detenerse en el numero 28, ese al cual no solo le aposte de lleno, sino que en un cuádruple “caballo” y “transversal” haciendo que, de esta manera, gane 35 veces por el pleno, 17 por los cuatro plenos, y 11 por el transversal generando un total de $6,300 y que sus amigos me aplaudan sorprendidos.
—Vaya… vaya… eres buena en esto— Me dice mientras que el crupier me paga la apuesta y al entregarme las fichas, yo separo mil dólares y se los coloco sobre su mano.
—Esto fue lo que me diste, el resto me lo quedo para mis vacaciones— Digo divertida y es la primera vez que me atrevo a ser así con un desconocido.
Él se sonríe de una manera que debería ser ilegal, y se acerca un poco más a mi —¿Crees que me puedes invitar una copa? Digo, para que no pienses que te quiero conquistar— Me pregunta de manera sensual haciéndome reír.
—Acabo de ganar una buena apuesta, supongo que puedo pagar unas buenas copas… ¿alguna sugerencia en cuanto al bar donde debamos ir? — Le pregunto sin acobardarme y me sonríe.
Sin decirme una sola palabra, mira a sus amigos —Si me disculpan muchachos, la señorita aquí me han invitado a una copa y como todo un caballero aceptare gustoso— Dice y lleva una de sus manos a la parte media de mi espalda —Señorita ¿vamos? — Cuestiona y rio.
—Vamos señor soy un caballero— Bromeo y sin más comenzamos a caminar juntos.
—Eres muy hermosa, supongo que lo sabes— Me dice mientras él guía el camino.
Lo miro y le hago un leve gesto —Gracias, pero sabes, el dinero no es algo que me impresione en los hombres, asique no creas que tu numerito en la ruleta me ha impresionado y mucho menos que dijeses que eres el hijo de dueño de los cruceros— Explico para que no se equivoque.
Él me mira fijamente —No pensaba eso, no te preocupes— Me dice y hace que subamos a uno de los elevadores.
—¿Ah no? ¿Y que pensabas? —
—Que eres una mujer divertida que solo quería divertirse un poco conmigo y mis amigos—
—Te equivocaste— Sentencio y se para frente a mi en el elevador dejándome apreciar su increíble altura «¿Cuánto mide? ¿1,80? ¿1,90?» Me pregunto.
—¿Entonces? cuéntame—
Sonrió —Me ha sorprendido que usaras traje esta tarde y quería preguntarte porque— Admito y reímos —¿Quién usa traje cuando esta zarpando en un crucero? — Cuestiono divertida.
Él apoya sus manos sobre la pared del elevador a cada lado de mi cuerpo acortando así la distancia y me mira fijamente —Un hombre que acababa de salir de una reunión de negocios aquí mismo en el crucero… lo que dije es verdad, soy el hijo del dueño y si bien estoy celebrando la despedida de soltero de mi amigo, también estoy trabajando. — Me cuenta.
—Interesante— Murmuro ante su cercanía.
—Mucho…—
—Hablo de lo que dijiste— Aclaro y sonríe.
—Y yo hablo de ti— Rebate y se acerca a mi con toda la intención de besarme, pero lo detengo sujetando su rostro.
—No tan rápido, no creas que me besaras y terminare en tu cama por ser quien eres— Le advierto y sus ojos verdes me miran con firmeza.
—Me encanta que sea así, conozcámonos entonces— Propone y agradezco al cielo que las puertas de este elevador se abran dejando que podamos salir de aquí, de otra manera no sé que pasaría. Si bien no soy mujer que cae fácilmente ante los encantos de un hombre, debo admitir que los encantos de él son muy fuertes y no por quien es, sino por guapo que es… he visto hombre guapos en mi vida, pero él definitivamente le gana a todos…