—Vino en mal momento ¿no?— Me pregunta una vez que el camarero se va y sonrió.
—Parece— Me limito a responderle y bebo un sorbo del trago que de verdad esta increíble —¡Ufff! ¡Esta buenísimo!— Exclamo y me mira fijamente.
—Te lo dije, pero no trates de desviarte de tema— Comenta y bebe un sorbo de su copa.
—¿De que tema?— Averiguo inocente y realmente no puedo dejar de mirarlo, tiene unos ojos que son hipnóticos, nunca me paso algo así con nadie.
Él no dice nada, deja su copa sobre la mesa y sin darme tiempo a reaccionar, se inclina hacia mi y toma la mía para evitar un accidente y la deja junto a la suya —No voy a robar un beso… no suelo hacerlo— Me susurra cuando escucho el sonido del pie de mi copa apoyándose sobre la mesa y sus ojos mirándome fijamente.
—¿Ah no?— Pregunto y de repente su mano un poco fría a causa de que sostenía la copa ahora roza mi rostro —¿Y que vas a hacer?—
—Te voy a pedir permiso para besarte… sabes, no quiero que después me acuses de abuso o algo de eso— Bromea y reímos juntos.
—Eso esta bien… la pregunta es ¿me vas a hacer firmar algún documento legal para evitar que te demande o algo así?— Remedo y me mira la boca como queriendo aguantarse la ganas de comerme a besos y después me mira a los ojos.
—¿Debería?— Inquiere y sonrió para luego morder mis labios.
—¿Te soy sincera?— Cuestiono y no sé como estoy haciendo para aguantarme las ganas.
—Por supuesto—
—Nunca tuve tantas ganas de que un tipo que no conozco de nada me besara…— Le admito y puedo sentir como nuestras respiraciones se agitan de repente.
—Entonces supongo que yo también te puedo confesar algo— Murmura ya un poco más cerca de mis labios.
—Supongo que si— Rebato sintiendo un desorden total en mi interior que no había sentido nunca.
—Desde que te vi esta tarde me encantaste… estuve tratando de averiguar tu nombre, pero no pude hasta que te volví a ver en el casino, eres hermosa y no me lo tomes a mal, pero no te voy a dejar escapar tan fácilmente Brisa— Sentencia y antes de que pueda acotar algo a lo que acaba de decirme, sus labios callan los míos con un beso de esos que probablemente no pueda olvidar nunca más en mi vida.
No sé si es que este hombre es un experto en besar, si es que busca impresionarme con sus labios, o es que entre nosotros dos hay química increíble, pero solo soy capaz de corresponder a la efusividad de sus labios y permitir que su lengua explore los rincones de mi boca al igual que la mía se atreve a hacerlo con la suya de a momentos. El mundo a nuestro alrededor ha dejado de existir, todos los fracasos que viví en esta materia de besos buscando a un hombre que me hiciera sentir algo han desaparecido y no tengo idea si esto será algo esporádico o que… tal vez Franco es alguien que se divierte con distintas mujeres en diversos viajes que hace o tal vez como dicen por ahí tiene una amante en cada puerto… sinceramente desconozco esta información, pero esto beso no me lo quita nadie.
La falta de aire nos obliga a separarnos y apoyar la frente de uno sobre la del otro como intentando recuperarnos mientras nos reímos de lo que acaba de pasar —No ha estado nada mal— Comento entre risas y se sonríe.
—¿Estás calificando mi manera de besar?— Pregunta divertido.
—Puede ser— Bromeo.
—¿Qué puntuación me pones?— Averigua y me acomodo mejor en el sofá después de volver a agarrar mi copa para beber otro sorbo.
—Depende— Digo haciéndome la interesante y él agarra su copa también e imita mi posición.
—¿De que?— Averigua.
—¿Cuántos besos más vas a dar en este viaje?— Inquiero y bebo otro sorbo.
Él me mira sonriente —¿Crees que en cada crucero que me subo para trabajar o por placer beso a una huésped?— Me pregunta serio y bebe un sorbo del trago.
—No lo sé, no te conozco, quizás dejas una novia en cada ciudad… perdón, una amante— Me corrijo.
—Te ha ido muy mal en el amor ¿no?— Me cuestiona y encojo mis hombros.
—Un poco, digamos que me han querido llevar más veces a la cama que a cenar— Resumo haciéndolo reír.
—Bueno, a ver… yo te invitaría a las dos— Dice entre risas que me contagian —Pero volviendo al punto principal, no, no dejo una amante en cada ciudad, a mi tampoco me ha ido muy bien en el amor.—
—¿Ah no? ¿Y que te paso? ¿Te robaron la extensión de la tarjeta de crédito?— Averiguo restándole importancia.
—Mi esposa falleció hace dos años y hasta esta noche no había podido besar a nadie, eres la primera mujer a la que beso, y esto no es una historia para ablandarte el corazón, es una historia para agradecerte que me hayas hecho romper esa barrera. De verdad que me gustas mucho Brisa—
—Yo… es que tú… actuaste como…— Trato de decir enredándome en mis propias palabras.
—Cuando te vi hoy en la cubierta, les dije a mis amigos que me pareciste guapísima y me alentaron a buscarte. Me dijeron que era hora que me atreviera a intentarlo y bueno luego te vi en el casino y ya sabes el resto. Si recién no te robe un beso no fue porque tuviera miedo a que me demandaras, sino porque estaba tratando de saber si me atrevía a besarte y me atreví—
—Bueno, así todo debo advertirte que no me iré contigo a la cama esta noche— Le digo como para romper un poco la tensión y ambos reímos.
—Y eso esta bien, yo tampoco estoy listo para algo así todavía, pero no sé ¿Qué te parece si nos conocemos mejor y me dejas robarte algún que otro beso más?— Me pregunta sonriente y asiento.
—Me gusta la idea y perdóname por juzgarte—
—No te preocupes, pasa más seguido de lo que crees—