Christine no se apareció por su trabajo durante días, aquella noche había sido un infierno y no había podido dejar de llorar desde que se fue. Su padre la miraba apagada y notó que no había ido a trabajar, le preguntó y ella se limitó a decir que tenía unos días libres para descansar. —Cualquier cosa que te ocurra, puedes decirme, cariño —dijo su padre, tomando su mano con dulzura. Christine contuvo sus ganas de llorar y se limitó a asentir. Tenía que pensar en lo que haría y en cómo volvería a ver a la cara a Xander, cuando era lo menos deseaba hacer. Él la había llamado incontables veces, pero no le había respondido ni una sola vez. Él estaba que se volvía loco y hasta estaba planeando llamar a la policía o un detective privado para encontrarla cuando no se presentó el día siguiente