La lluvia era una mala señal y poco después de la cena el sargento Esperanto llegó de la ciudad con malas noticias. Inundaciones. Apagones. Heridos. Los árboles actuaban como pararrayos y muchas personas que no lo sabían los usaban como refugios, las zonas bajas se inundaban y las familias que pagaban impuestos estaban muy descontentas por la ausencia de electricidad. Las autoridades hacían lo posible por reestablecer el servicio, pero la lluvia dificultaba el trabajo y quienes dependían de un salario diario para ganarse la vida debían salir a la calle bajo la tormenta y poner sus vidas en riesgo. El sargento dio su reporte – se espera que esta noche sea igual. Lucas miró hacia el cielo nocturno, la lluvia y el viento llevaban todo el día y no parecía que fuera a terminar, suspiró –