CAPÍTULO 4

1839 Words
Me despierto con el sonido de mi alarma. Busco el teléfono en la mesita de noche y apago la alarma. Me levanto de la cama con todas mis fuerzas y camino directo al baño para prepararme para el viaje de hoy. Tengo un buen presentimiento de que va a ser divertido. Una vez hecho en el baño, me acerco a mi armario para elegir qué ponerme. Llevo un suéter n***o, jeans gris perla, zapatos planos negros y un bolso a juego con mis lentes en la parte superior. Me encanta viajar cómodamente. Bajo las escaleras para preparar el desayuno para mamá. Tendré que darle la noticia de que voy al único lugar al que me ha prohibido ir. No sé por qué, pero rezo para que no se moleste. Entro en la cocina y saco los ingredientes de la alacena. Yo mezclo la harina, el huevo y la leche con un poco de azúcar. Preparo la sartén para empezar a hacer los panqueques, cuando mamá baja las escaleras luciendo como la persona más feliz del mundo. Me da un beso en ambas mejillas antes de sentarse y me hace la única pregunta para la que me he estado preparando. —¿Por qué hay una maleta en medio de mi pasillo? —Dice mamá mientras se sienta en uno de los taburetes de la cocina. —Mamá, te lo iba a decir ayer pero cuando volví estabas durmiendo. Me voy de viaje de negocios esta mañana. —Si puedo preguntar, ¿a dónde vas? —Mamá, me voy a Sicilia. Sé que me prohibiste ir a Sicilia por razones que solo tú conoces. Pero mamá ayer me pagaron cinco mil dólares y si sigo trabajando en la empresa puedo ganar suficiente dinero para tu cirugía. No quiero arriesgarme a tener una pelea con mi jefe, así que, por favor, les ruego que me permitan ir a Sicilia, por favor. —Digo suplicando con mis ojos. —Iba a decir que no puedes ir, pero la mirada en tu rostro muestra que no aceptarás un no por respuesta. Entonces, puedes ir a Sicilia, pero por favor, mi amor, vuelve en una pieza. —Lo haré, muchas gracias. No te arrepentirás. Te amo—digo mientras beso a mamá en ambas mejillas. —Espero no arrepentirme y yo también te amo. Me siento en el sofá mientras espero a que llegue Enzo. Tomo mi teléfono para revisar algunas cosas que están sucediendo en el mundo. Miro E-News para ver los últimos chismes, ¡solo para ver que el titular es una foto de mi jefe y yo! Dice: 'El señor Lorenzo Costanzo se veía guapo con su hermosa cita. Todavía tenemos que descubrir su nombre o algo sobre ella’. ¡Ay dios mío! Enzo se va a enfadar si ve esto después de lo que dijo en el coche anoche. Dejó en claro que nunca querrá estar en una relación con alguien como yo. Tengo que pensar en una forma de asegurarme de que no vea esto. Oigo un golpe en la puerta. Me levanto para abrir la puerta y veo a Enzo en mi puerta con una sonrisa plantada en su rostro. —Buenos días, Bella. —Buenos días, señor—digo, deseando que no se vea tan guapo como él. Lleva una camisa blanca abotonada con algunos botones superiores abiertos, pantalones grises y zapatos marrones y sus anteojos puestos. Luciendo tan sexy como siempre. Sería mucho más fácil para mí no sentir esta atracción por él. —¿Estás lista, Bella? —Sí, lo estoy. Entra mientras cojo mi bolso, luego podemos seguir nuestro camino—Digo caminando adentro con tantos pensamientos en mi cabeza. Preocupada de cómo va a ser este viaje, y si va a ser amable conmigo o me dará tanto papeleo que no podré ver nada de Sicilia mientras estemos allí. Espero que sea lo primero. Entro en la sala de estar y veo a mamá y Enzo hablando y riéndose. Parece que se conocen desde hace mucho tiempo, lo que me parece extraño. —Mamá, ya me voy. Adiós, te amo, asegúrate de no estresarte demasiado y toma tus medicamentos—digo mientras beso sus mejillas antes de salir por la puerta con Enzo. Salimos y nos subimos a su Range Rover blanco. Mientras nos dirigimos al aeropuerto, recojo mi libro para leer y mantenerme ocupado antes de llegar al aeropuerto. Estoy llegando a la parte interesante del libro cuando escucho que alguien me llama por mi nombre. Me traen de vuelta de mi preocupación. —¿Qué estás leyendo que es tan interesante que tengo que decir tu nombre tres veces? —Eh… —Tienes que decirme de qué trata este libro porque parece tener toda tu atención—Dice Enzo, confundiéndome un poco por su repentino interés. —Oh, lo que estoy leyendo. Es una novela, y el nombre es: 'El amor te encuentra'. ¿Quieres saber qué está pasando en ella? Me pregunto por qué está preguntando. ¿Desde cuándo le importa lo que hago? Contemplo discutirlo con él para ver cómo se siente tener una conversación con él. —Seguro, por qué no. Parece que eso es lo único que te importa en este momento. —Es una novela sobre un hombre que está locamente enamorado de una mujer, pero no sabe cómo expresar sus sentimientos. La razón es que cuando era más joven vio a su padre matar a su madre frente a él. Así que desde entonces nunca creyó en el amor hasta que la conoció. Le cuesta demostrar sus sentimientos, pero cuando lo demuestra, lo demuestra de manera valiente, de una manera muy romántica, es tan lindo—Digo sintiéndome muy emocionada mientras hablo del libro. Estoy a punto de contarle la parte que estoy leyendo cuando el auto se detiene. Miro hacia afuera para ver un avión grande y hermoso. Salgo a ver el avión más grande que he visto en mi vida. Aunque la única vez que vi un avión fue cuando mamá y yo viajamos a España para visitar a mis abuelos. Ese avión no se parecía en nada a lo que está frente a mí. —Wow, es enorme, ¿es tuyo? —Sí, lo es, con otros cinco más—Dice sonriendo. —Vamos, entremos—dice Enzo al frente del avión. —Vaya, supongo que hay muchas cosas sobre ti que no sé. —Hay tantas cosas sobre mí que no sabes, y no tengo ganas de decírtelo. Por favor, ¿podría dejar de mirar y entrar al avión para que podamos seguir nuestro camino? —dice como si fuera normal que alguien tenga cinco aviones privados. Subimos al avión. Consigo un asiento cerca de las ventanas y me pongo el cinturón de seguridad porque dice que ya llegamos tarde y tenemos que ponernos en camino de inmediato. No me da suficiente tiempo para mirar alrededor, pero por lo que vi antes de sentarme, el avión es hermoso. Una vez que despegamos, arreglo mi asiento de manera que sea muy cómodo para mí continuar con mi libro. —No has terminado la historia que me estabas contando en el auto—dice cuando estoy a punto de abrir el libro para continuar. —Oh, como estaba diciendo en el auto. En este momento, donde estoy en el libro es donde van a hacer… ya sabes…—le digo mientras mi voz comienza a desvanecerse porque me acabo de dar cuenta de que estoy leyendo la parte donde tienen sexo. No puedo decirle eso. Me siento muy incómoda hablando de ese tipo de cosas, especialmente con mi jefe. —Qué es, ‘van a hacer ya sabes…’ ¿Qué está pasando en el libro, suena muy interesante? Me gustaría que me lo dijeras más claramente. —Dice Enzo. Pienso para mis adentros, ¿cómo le voy a decir a Enzo que están a punto de tener sexo? Entonces creo que solo voy a decirlo. Después de todo, somos adultos. —Están a punto de tener su primera vez juntos—lo digo de una manera que siento que suena razonablemente a sexo. Pero parece que Enzo quiere que diga las palabras, la forma en que levanta las cejas, esperando que le dé una mejor respuesta. —Están a punto de tener sexo—digo con valentía. La mirada en el rostro de Enzo me da ganas de reír, pero creo que es mejor si no lo hago. No creo que sea bueno para mí reírme de mi jefe. —Oh, eso es bueno, una vez que hayas terminado, dime qué sucede después—dice mientras me mira como si fuera raro leer libros que tienen sexo. Continúa leyendo algo en su computadora portátil actuando como si nada hubiera pasado. Después de leer cuatro capítulos mis ojos comienzan a ponerse pesados. Decido descansar mis ojos antes de aterrizar en Sicilia. Cierro los ojos y caigo en un sueño pesado y no me despierto hasta que llegamos. Duermo por lo que parecen horas. Me despierto para encontrarme en una habitación. Me bajo de la cama preguntándome dónde diablos estoy. Miro a mi alrededor y veo una puerta, camino hacia ella y descubro que es un baño. Veo otra puerta, camino hacia ella y la abro. Lo veo sentado en una silla haciendo algo en su computadora portátil. Hace clic en mi cerebro que todavía estoy en el avión y me han llevado a una habitación. Vergonzoso, pero al menos pude dormir un poco sin lastimarme la espalda. Me pregunto quién me movió. Espero que no sea Enzo. —Bella, estás levantada; está bien. Ahora ven y siéntate porque aterrizaremos en los próximos minutos—dice mientras estoy a punto de cerrar la puerta y volver a entrar a la habitación para dormir un poco más. Ni siquiera me pregunta cómo estuvo mi sueño o si tengo hambre. ¿Qué clase de ser humano es? Oh, se me olvidaba, es el mismísimo Diablo, un gilipollas. Pensé que empezábamos a llevarnos bien, pero supongo que me equivoqué. Finjo que él no está allí y tomo asiento y me pongo el cinturón de seguridad. Aterrizamos en suelo italiano treinta minutos después. Vamos de camino a nuestro hotel, pero dice que tenemos que pasar por la oficina. Acaba de surgir una reunión a la que no puede adelantar mañana. He estado esperando lo que parecen horas desde que llegamos a la oficina. Entra en una habitación y no sale en 2 horas, pero como estoy cansada, se siente más como 4 horas. No puedo esperar a que salga. Escucho voces y veo gente saliendo de la habitación en la que entró, cuando mis ojos se posan en alguien a quien he conocido toda mi vida y he extrañado. El único chico que me ha hecho sentir como si no fuera un niño soltero. Mi mejor amigo y mi hermano de otra madre. —¡William! —Digo mientras abro mis brazos para abrazarlo y decirle cuánto lo extraño.
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