Edward
Después de ocho horas sin suerte, Jackson y yo dimos por terminado el día. No estoy seguro de quién estaba más emocionado por salir de allí, yo o él. La sala de discos de nuestro padre no era broma. Apenas hicimos mella en el primer montón. Esto iba a llevar mucho más tiempo de lo previsto.
Nos fuimos sintiéndonos derrotados, el cabello de Jackson estaba revuelto por la cantidad de veces que se pasó los dedos por el cabello. Probablemente el mío se veía igual.
—¿A la misma hora mañana? —bromeé a medias, pero en su mayoría en serio.
—Que te jodan —respondió Jackson, dirigiéndose al ascensor que conducía a su piso.
Le dije adiós con la mano, Jackson me mostró el dedo del medio a cambio justo cuando las puertas del ascensor se estaban cerrando.
Miré el reloj, eran cuarto para las
