Sierra
Corrí durante horas, hasta que mis piernas ya no podían llevarme más. Ya estaba oscuro en ese momento, demasiado oscuro para armar un campamento. En cambio, encontré un árbol grande y trepé. Supongo que dormiría en un árbol esta noche.
¡Apúrate! dije desde el lago.
Una hermosa casa con grandes ventanales de vidrio se encontraba en el borde del agua. Pude ver a alguien salir de la casa, corriendo por el muelle. Saltó del muelle y desapareció dentro del agua cristalina del lago. Cuando emergió, me daba la espalda. Puse mi mano en su hombro y surgieron chispas. Inhalé sorprendida.
—Mi Luna —habló suavemente, dándose la vuelta y alcanzándome. Su rostro era borroso.
—¿Quién eres?
Me dejó sin aliento.
Mi sueño fue interrumpido por la luz del amanecer y el arrullo de las palomas por
