El agua de la bañera estaba expectacular, ni fría ni caliente y esas flores le daban un efecto raro al agua pero se sentía bien. Los dolores de fueron por arte de magia, ya no sentía que se me desgarraba la espalda ni que las encías me picaban mi nada. Cuando salí de ella pude caminar y recupere la fuerza, Caleb había cocinado un estofado riquísimo y el día se prestaba porque estaba bastante frío. Caleb no se separaba de mi en ningún momento y menos cuando volvieron los malestares con una fiebre muy alta, no era irá esta vez solo era fiebre. Caleb: ven amor, vamos a la bañera Indara: tengo sueño, no puedo abrir los ojos bien Caleb: es la fiebre bebé, hazme caso te sentirás mejor Estire un poco mis brazos y el me cargo, era horrible no tener fuerzas ni para abrir los ojos, me d