Prologo
El sello se ha roto, por fin soy libre, pero ¿A qué se debe? no lo comprendo aun, en sí, ni siquiera sé el cómo terminé en este lugar, ¿Cuántos siglos han pasado? o serán milenios, bueno, al fin tuve justicia; tanto drama hizo para encerrarme en este lugar, ¿tan malo fue decir lo que quería? Creo que si me dotaste de inteligencia era lógico el tener que usarla ¿Quién dice que la moral establecida por ti es lo correcto? ¿Quién realmente es el malo? ¿Un hijo que lucha por lo que quiere o tú que me arrancaste las alas de forma brutal y me encerraste aquí?
Pero no soy imbécil, no buscaré venganza, solo cumpliré con lo que más deseo, lo que siempre desee, ser libre.
—Señor Wargner, ¿Qué tipo de casa está buscando? —
la mujer frente a mí me llama, luce acalorada, bastante sonrojada, incluso logró percibir algo peculiar en ella cuando trata inútilmente de acomodar los botones de su blusa, divertido por la situación esbozo una media sonrisa mientras veo como abanica el bolígrafo entre sus dedos
—Señorita Hopkins, ¿Se siente usted bien? no me la comeré—
río mientras, incomoda se revuelve en su asiento, alisa su falda, se aclara la garganta y sus pestañas se agitan enérgicamente, sin lugar a dudas todo frente a mi es artificial ¿A caso los humanos han renunciado a su naturalidad? mirándola sin disimulo logro notar como su ceño se frunce y en un gesto molesto responde
—Me encuentro bastante bien señor, ahora ¿puede responder a mi pregunta de una buena vez? —
Trato de aguantar la carcajada, es tan fácil molestar a los mortales que puede causarme cierta ¿ternura? si quizás ese es el sentimiento, me froto la barbilla mirando hacia el techo por algo de inspiración y respondo
—Grande, bastantes habitaciones todas con baño, un estudio grande con capacidad para mi biblioteca personal, un salón principal, cocina amplia y un gran comedor—
—Casa grande para una familia grande—
Suelta mientras realiza sus anotaciones en un pequeño block de notas, en verdad parece incomoda y eso acrecienta mi diversión
—Vivo solo—
Respondo sin quitarle la mirada de encima, ella arquea una ceja y coquetamente acomoda su cabello mientras muerde su labio y lo libera lentamente
—¡Wow! algún complejo que necesite compensar con una casa tan grande—
¿Acaso me está retando? en serio que logré molestarla, me siento importante, incluso halagado, nuevamente una sonrisa se dibuja en mi rostro y con un toque atrevido arremeto contra ella
—Creo que la casa me quedará chica ¿Quiere comprobarlo por si misma? —
Comienza a abanicar el block de notas como intentando tener un poco más de aire, se sonroja al máximo y logro ver el movimiento que realiza su cuello al tragar en seco, Andrew uno, señorita Hopkins cero, ya veremos quien le gana a quien
—¿A caso es una insinuación, señor Wargner? —
Cruzo mis manos por encima de la mesa y tomo una de las suyas, la miro a los ojos y ella no deja de mostrar nerviosismo, se lo que desea, es fácil leerla
—No, es toda una proposición, si algo debe saber de mi es que yo no me ando con indirectas, señorita Hopkins—
—Soy casada—
Responde nerviosa, pero sin apartar su mano de mi agarre, sonrío de medio lado
—Y yo soltero, no le veo el problema con un poco de aventura, ¿o acaso este ejemplar no le despierta el libido lo suficiente? —
decido sacar mi lado demoniaco, la miro de forma lasciva mientras mis ojos centellean, ella se abanica nuevamente con el pequeño block de notas en verdad no puedo evitar divertirme con su incómoda situación, esto se pondrá entretenido o eso parece, ella se lo ha buscado
—¿Tiene su departamento cerca? —
Pregunta mientras esta bajo los efectos de mi poder, si en algo soy hábil es para lograr que los humanos se rindan ante sus verdaderos deseos, solo estoy quitándole la vergüenza, hago que actúe como realmente quiere hacerlo, libre de culpas y la estúpida moralidad que impusieron las creencias de mi padre
—Así es, ¿Quieres cerrar el trato ahí? —
Pregunto aun sabiendo que no podrá negarse, ella solo sonríe y desabotona el primer botón de su blusa dejando ver un poco más de su escote
—Solo si así lo deseas, Andrew—
Niego con la cabeza, no me gusta que me tuteen, menos alguien falso con la que me terminaré revolcando en un polvo salvaje, aunque quiero vivir como un mortal, no me rebajaré a un trato familiar con quien no sea merecedor de ello
—Para ti seguiré siendo el señor Wagner—
Ella asiente y nos ponemos de pie para salir juntos de la pequeña cafetería, una chica más a mi colección de almas perdidas.
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—Señor Wargner, aquí tiene las llaves de su hogar, fue todo un placer hacer negocios con usted—
Tomo las llaves, me quedo maravillado con la arquitectura de la casa, un toque francés clásico, estos humanos sí que tienen ingenio para esto de las construcciones, bueno, a través de los siglos me han logrado sorprender con sus habilidades para este tipo de cosas, aunque en algunos casos me vi obligado a ser partícipe de las invenciones, desde Leonardo Da Vinci no ha habido muchos que me sorprendan con sus invenciones, dirijo nuevamente la mirada hacia la señorita Hopkins e inclino mi cabeza
—Gracias señorita Hopkins—
La rubia nuevamente se sonroja, desde esa noche decidí solo divertirme y borrar su memoria, sin remordimientos ni culpas que cargar, aunque fue su libre albedrío el que nos condujo a esa tórrida aventura; noto como se muerde el labio, yo solo ruedo los ojos, es algo aburrido que sea tan obvia, quiero encontrar a alguien interesante con la cual la diversión se extienda por más tiempo; noto como pareciera esperar que le diga algo más, ruedo los ojos un tanto exasperado, pero me las ingenio para articular una frase un tanto cortes
—Nuevamente gracias por encontrar esta maravillosa mansión, el total ya está depositado a nombre de su empresa, ahora si me permite, soy un hombre ocupado, tengo negocios—
Ella parpadea un par de veces y se abanica con su mano
—Eh, yo, em, gracias señor Wargner, disfrute de su propiedad, ya me retiro—
Suelto una pesada respiración y tambaleándose un poco, llega hasta su auto para al fin salir de mi vista, suelto una pesada respiración, me encamino hacia la entrada principal y uso mi llave para entrar
—Bien Andrew, ya tienes casa ¿Ahora qué sigue? creo que es hora de conocer más del infierno sobre la tierra—