Mientras entraba nuevamente al gran edificio no pude evitar recordar aquella clase de ciencias naturales donde nos enseñaron las relaciones entre dos individuos, pensé en el imbécil desposa borrachas y en mí como una relación de simbiosis donde cada uno hacía algo que nos beneficiaba a ambos. Tomé las escaleras para alargar mi camino, las ganas de dar marcha atrás aumentaban con cada peldaño que subía pero comencé a recordar por qué estaba aquí para darme ánimos. — Vamos Grace, necesitamos el dinero, serán sólo dos meses. Repetí aquella frase de Jane cómo un mantra hasta que llegué a la puerta del despacho del señor Schmidt. Alcé mi mano aún indecisa. Tú puedes hacerlo Grace. Sólo entras y finges mirarlo con amor. Sólo serán dos meses y podrás divorciarte. Suspiré para finalmente t