Los pequeños rayos de sol que interceptan en el rostro de Angely la hacen sobresaltarse, obligandola a levantarse y correr la cortina para cubrir los fuertes rayos, le da una mirada a su cama y estan descansando los 4 amenamente, se dispone a aprovechar estas horas de descanso y se ducha, cepilla sus dientes y se viste con algo cómodo para hacer los labores del hogar. Tocan la puerta con fuertes y suaves golpes, Angely se acerca a la puerta, toma el picaporte y lo gira, unas manitas chiquitas abrazan sus piernas, sonríe al ver a sus dos traviesos sobrinos. —¡Hola!—saluda la pequeñita Annie. —¡Hola cariño!—respondió dulcemente angely. —¿A mí no piensas saludarme?—pregunta el niño mayor Matthew —¡Pero como no, si eres mi gruñón favorito—le responde alegremente mientras pellizca sus me