—¡Sr. Orellana, por favor! La Sra. Vallejo está en una video conferencia, no puede recibirlo. Escucharon a Clara discutir y Jerry se levantó a poner el seguro de la puerta, pero Bruno irrumpió antes de que lograra su cometido. El solo tuvo que hacerle una seña casi imperceptible a su asistente y este, sin pensarlo dos veces, salió de la oficina apresuradamente. —¿Qué haces aquí, Bruno? —apenas podía disimular su nerviosismo, tenía mucho tiempo sin verlo frente a frente, la última vez fue cuando ella estaba debajo de él, ambos jadeando y tratando de recuperar el aliento, le había sonreído, si, con esa sonrisa seductora que le aceleraba el pulso y le calentaba el corazón. ¡Por supuesto! Era todo un Playboy, se preguntaba ¿a cuántas mujeres les había dedicado la misma sonrisa? El se qued