Llamo a su madre al teléfono que Bruno le dio anotado en un papel, le dijo que memorizara el numero y quemara el papel, nadie contesto. Estaba en el jacuzzi, no era partidaria del alcohol, pero, desde el día del aborto, disfrutar de un buen vino, casi se había vuelto costumbre, aunque su copa casi siempre tardaba media hora en consumirse. A diferencia de otras personas que usaban el alcohol para olvidar, a ella le gustaba como la relajaba, lo suficiente para pensar y para soñar despierta en lo que pudo haber sido y no fue. Se imaginaba cómo habría cambiado su vida al tener a su hijo. Soñaba con un niño pequeño que tenia su cabello y los ojos grises, corría graciosamente hacia un hombre alto de sonrisa encantadora y ojos grises, que lo alzaba en brazos, le besaba las mejillas y le hacía co
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