El Amor que me Guardabas

[PASADO] Viena, Austria Sin duda alguna, hoy fue esa noche soñada, una que finalmente se hizo realidad después de tantos años de esfuerzos y estudios. Es tanta mi felicidad que no puedo dejar de dar vueltas en esta solitaria habitación de hotel mientras que veo la falda de mi vestido moverse al son de mis pasos. Mi mente repasa la imagen de las personas admirando mis obras de arte y vuelvo a sonreír «¡Lo lograste Alizée, lo lograste!» Me digo a mí misma cuando de pronto alguien llama a la puerta rompiendo mi burbuja. Miro la hora en el reloj que hay en la mesita de noche y me sorprendo —¿Quién llama a la una de la madrugada?— Susurro y pienso si es que me he olvidado algo, pero nada viene a mi mente. Camino hacia la puerta y abro encontrándome con Denzel frente a mí. Sus ojos azules se fijan en mí y es inevitable no sentir este cosquilleo por dentro —Hola— Saludo confundida —¿Me he olvidado de firmar algún documento? ¿Acaso se ha vendido otro cuadro? — Pregunto completamente intrigada por su visita y él sonríe. —Señorita Gagnier, fue tal el éxito de su muestra que me dije a mi mismo, Denzel, esto hay que celebrarlo— Explica y de pronto saca sus manos de atrás de su espalda y me muestra una botella de champagne y dos copas haciéndome sonreír. —¿Sabes que legalmente no puedo beber alcohol?— Comento y sonríe de lado. —Eso es en Estados Unidos señorita, aquí en Austria, a partir de los 16 ya se les permite tomar alcohol, y tú, ya tienes 20, ¿cierto?— Me pregunta haciéndome sonreír. —Eso es verdad, así que supongo que no iras preso por darme alcohol— Respondo en broma dibujando una sonrisa en mi rostro y se acerca a mi para entregarme una de las copas mientras que la puerta de la habitación se cierra sola después de que él entra conmigo. Observo como apoya su copa sobre el mueble para después abrir la botella, y el sonido del corcho me asusta un poco, pero no tanto para que me ría. Denzel me mira a los ojos, sirve mi copa hasta un poco más de la mitad, y luego sirve la suya para así apoyar la botella en donde se encontraba su copa —Brindo por la artista más talentosa que he conocido en los últimos años— Propone y sonrió. —Y yo brindo por el curador que me ha dado una oportunidad en este país— Respondo y chocamos nuestras copas para luego beber champagne sin dejar de mirarnos a los ojos. Una vez que ambas están vacías, él agarra mi copa y junto a la suya las coloca al lado de la botella —¿Festejamos cómo se debe?— Me pregunta y entrecierro mis ojos. —No entiendo— Digo tratando de analizar cada uno de sus pasos, pero mi corazón idiota no deja de latir con fuerza a medida que se acerca un poco más. No es un secreto que desde el primer día que lo vi me pareció el hombre más guapo de todos, al menos creo que se lo he dejado claro con mi manera de mirarlo y acercarme a él. —No nos hagamos los tontos, desde que comenzamos a preparar esta muestra, no nos dejamos de provocar mutuamente. Tú rozando mi cuerpo a cada momento que puedes, y yo mirándote como lo hago— Expresa y trago saliva de manera exagerada. —Denzel… yo…— Trato de decirle, pero él lleva su dedo índice sobre mis labios. —¿Qué? ¿Acaso me dirás que no te mueres de ganas de que esto pase?— Me pregunta bajito y se inclina hacia mí para besar mi cuello haciendo que mi piel se erice. —Denzel… espera… es que…— Insisto y de pronto de mi cuello pasa a mis labios para besarme como si no hubiese un mañana. Es en este preciso instante en el cual me olvido de absolutamente todo y me empiezo a dejar llevar por esta locura que comienza a recorrer todo mi cuerpo y tan nueva es para mí. Mis brazos instintivamente se cuelan por encima de sus hombros y respondo a sus besos con la misma urgencia. Él se agacha un poco para luego hacer que enrede mis piernas en su cintura y así me lleva hacia la cama de esta habitación que se empieza a convertir en testigo de esta noche inolvidable para mí.