Lauren tenía la impresión de que Kyle Mendez había tomado posesión de su vida. Pero ella se lo permitía. Era su cómplice voluntario. Desde la comida del martes en aquel restaurante, había estado constantemente a su lado. Después que ella lo llevó a conocer varios sitios especiales de New York, Kyle le pidió que le mostrara partes de la ciudad que no había conocido nunca. Durante sus trabajos nunca tuvo tiempo de visitar la ciudad y verla desde otra perspectiva. Lauren puso en juego su imaginación y eligió los lugares que supuso le podrían gustar. Y pasaron unos días maravillosos, vagando por su ciudad favorita, almorzando en algunos selectos restaurantes y comiendo por la noche en otros más elegantes. Rieron juntos y compartieron muchos temas de conversación. Entre ambos se creó una agra