Deseo equivocado

Lucía había huído hacia un sector de la terraza de la casa donde festejaban la despedida de soltero de Steven Tremaine, y que su propia futura esposa hubiera salido de esa enorme caja con forma de pastel para cantarle el Happy Birthday al mejor estilo Marilyn Monroe pues era justo su cumpleaños, fue una completa sorpresa, aunque ella no estaba tan sorprendida. Lucía no hacía tanto que trabajaba en el club donde mayormente limpiaba salvo que la necesitaran para otras cosas, y para la despedida de soltero de uno de los hombres más importantes de California, su amigo Norman (el de Steven) había contratado a muchas chicas, con un detalle, todas llevaban máscaras como si fuera un carnaval en Venecia. La joven suspiró y miró las estrellas, se sentía mareada y también excitada, raro en ella. Lucía era más o menos asexual, nunca le había llamado realmente la atención el sexo salvo que se tratara de animales , aunque no viniera al caso. La muchacha respiró y un escalofrío la recorrió, mierda se sentía caliente, "quente" pensó. Bradford Benedict se acercó por detrás, la chica media aproximadamente un metro sesenta pero era curvilínea y tenía el cabello castaño claro ordenado en ondas ordenadas. Se sentía mareado, había bebido demasiado. Cuando se acercó por el costado se dio cuenta que la máscara de ella tenía como unas orejas de conejo. — Esto pareciera ser alguna especie de fantasía erótica — exclamó, mientras se acercaba y se ponía a su lado. Lula, como le decían cariñosamente, se sintió repentinamente atraída por esa voz ronca, como de whisky y al observarlo lo reconoció de inmediato. Aunque lo había visto un par de veces personalmente, él salía con muchas modelos así que solía aparecer en las revistas del supermercado. De cerca él era enorme, de hecho se dio cuenta que le llegaba a la mitad del pecho, era increíblemente alto y musculoso. "Ele é bonito" (él es bonito) pensó en su idioma natal, el portugués, ella. Era alto, de cabello castaño más oscuro que el de ella, y los ojos del mismo color del whisky de su copa. — Muero por ver qué hay debajo de esto.— dijo y ella pudo sentir su aliento a alcohol... así como sintió un escalofrío cuando él pasó su dedo por su pecho apenas cubierto por ese pedazo de tela plateado que hacía las veces se vestido. De repente Lula se empezó a sentir más caliente, muy caliente. Tanto que se preguntó cómo se sentiría esa boca besando sus pechos. Así que no supo porqué, pero se acercó más a él. — Tú eres "bonito" — le dijo con acento, ese que se había esforzado tanto en disimular desde que estaba en California. Pero que la bebida sacaba a la luz. Él rio, con una risa musical. — Tu eres "bonita" también — dijo él usando el mismo idioma de ella para él "bonita" y sonrió mientras le soltaba el cabello y agarraba su cuello. En otro momento ella podría hasta haber tenido miedo pero se sentía inusitadamente caliente, nunca debió beber lo que le dieron las chicas del club, especialmente su amiga que insistió en que iba a 'relajarla', pensó. Se dio cuenta de que estaba mareada. Él agachó la cabeza y tomó los labios con los suyos, los mordisqueó mientras tocaba con una mano sus pechos. — ¿Pero qué es esto? — dijo él sorprendido por el tamaño de sus senos. Redondos y perfectos para sus manos. Ella gimió mientras él besaba su pecho y bajaba el frente de su vestido para mordisquear uno de sus pezones. Ella hundió sus manos en el cabello oscuro. — Esto... está mal — murmuró ella y su voz salió ronca y pastosa. — Mmmm pero se siente biennn — gruñó él mientras tomaba sus nalgas por debajo. "No me importaría perder la virginidad con él", fue el último pensamiento más o menos lúcido que tuvo antes de, en un abrir y cerrar de ojos, terminar desnuda en una cama. Ella trató de cubrirse el cuerpo desnudo mientras él se desnudaba, pero se sentía tan excitada. — Oh por Dios eres muy grande — ella por un instante se asustó, él la tenía enorne y ella era pequeña. Él sonrió y se unió a ella en la cama y la abrazó mientras continuaba besando sus pechos y buscaba con una de sus manos, su entrepierna. — Tranquila, no voy a romperte— dijo él y frotó su m*****o con su entrada, ella estaba húmeda. Hacía mucho que no se sentía tan caliente por una mujer. Quiso metérsela pero se dio cuenta que la joven era pequeña así que tomó su glande y con cuidado lo ubicó en la entrada de su v****a. Ella alzó sus caderas casi sin darse cuenta. — Usualmente soy más gentil, pero estoy increíblemente caliente y tú "menina" (niña) no ayudas, eres puro fuego — fue lo último que escuchó Lula antes de ser penetrada por una estocada que sintió que le llegaba hasta su garganta. Él estaba borracho pero no tanto como para no darse cuenta de que acababa de desvirgar a la muchacha. — Ayy por Dios, eres tan apretada — en una nebulosa pensó de qué modo era posible, que una chica caliente como ella fuera virgen. Le pareció que eso no tenía ningún sentido pero entre el deseo y el alcohol alejó el pensamiento de su mente, ya habría tiempo para eso. Lula se sintió desgarrada, y protestó. — Shh pequeña, te juro que lo que viene es mejor — dijo Brad que tomó la cara de la joven y le dio un beso caliente mientras movía despacio las caderas. Ya se había disipado el dolor y la joven sintió que sus caderas se movían por voluntad propia. El "bonito" empezó a meter y sacar su enorme v***a de dentro de ella y Lula solo quería retenerlo más tiempo dentro de su cuerpo. — Eres increíble —le dijo él, mientras ella se ondulaba bajo su cuerpo, sobre la cama. — Meu Deus (Mi Dios)... — susurró ella mientras movía las caderas más fuerte, buscando su orgasmo. El tomó su cintura y la volvió a penetrar con fuerza. Ella le tomó el culo para sostenerlo ahí mientras se movía cada vez más rápido buscando el punto exacto. Llegaron juntos al clímax, él sintió el momento exacto en que ella empezó a comprimir su v***a y derramó su leche dentro de ella sin reparar en nada más. Ella comenzó a temblar de modo incontrolable mientras otro orgasmo la sobrecogía, y así alcanzó el clímax una vez más.