Un silencio profundo envuelve a Enzo al llegar a casa esta noche. Mira hacia la escalera y suspira. Todavía no pensó en nada para calmar a su esposa, pero algo se le ocurrirá en el momento, lo único seguro es que no piensa quedarse sin su firma estampada en el documento que ya tiene listo desde hace un par de días. Encontrará el modo de convencerla, aunque sea lo último que haga. Va hasta la barra y se sirve un vaso de whisky antes de sentarse en el sofá con la vista fija en la nada. El monto en el banco a nombre de Olivia vale el esfuerzo, un último esfuerzo. Toma todo el contenido del vaso antes de decidirse a subir. Abre la puerta con la llave y encuentra a Olivia, acostada en su posición fetal en el sillón, profundamente dormida. La mira por unos segundos y niega, luego la toma en