Su mamá y su papá de pie en una puerta con maletas en mano.
Sintió una especie de alegría al volver a ver y saber que tenía sus padres cerca de ella, y a su vez estaba aterrada de cómo se darían las cosas ahora sabiendo que está embarazada y aún no les ha dicho nada.
—¡Papá! Yo no sabía que ustedes —la mamá se acerca a ella empieza a reglar su cabello, casi la empuja del lado para entrar al departamento y empieza con los regaños.
—no puedo creer que hicieras esto de nuevo, mira que desaparecer totalmente de la faz de la tierra. ¿Qué es lo que sucede con...?
Encuentra a a Miriam sentada en el sillón, quién se para en seguida en cuanto la ve.
—Buenas noches señora, bienvenida. —dice de manera muy cortés.
—Buenas noches, ¿quién es usted? —voltea la mirada a su hija. —¿quién es ella? —se gira con el ceño fruncido y más confundida que nadie.
—mamá, ella, ella, ella, ella es...
—¿dónde está Tina? —pregunta su padre.
Evelyn se voltea Miriam —Ella es la tía de tina y está aquí de visita. —aunque ella la mira algo confundida, Evelyn va con ella y la brasa. —¿no es así? ─Evelyn le hace tantos y tan variados gestos como puede, tratando de que Miriam siga su juego.
─Muy buenas noches, señora déjeme decirle que su sobrina ha sido muy buena amiga con nuestra hija, mire que dejarla quedarse en su departamento para estudiar juntas y cuidarse es un buen gesto de ella, la verdad... ─se acerca su padre muy amable tendiendo su mano con educación. ─debe estar muy orgullosa de ella.
─Señor... ─ve los gestos de súplica de Evelyn y sigue su juego. ─es un gusto señor. ─dice sin saber qué responder.
Cómo podría responder, ella no tenía ni idea de lo que sucedía. No sabía absolutamente nada, ya que la única orden que yo ella tenía era cuidar de Evelyn.
─Sí. ─dice Evelyn con sarcasmo, ya que se acuerda todo lo que paso con Tina en realidad. ─de hecho estará unos dia en la ciudad y...
─Aún no has respondido, ¿dónde está Tina? ─pregunta su madre sospechando de que algo no está bien.
─Tina, ella tiene, ella... mamá lo que pasa es que Tina está en la universidad.
─¿Tan tarde? ─mira su reloj.
─Así es... ─se apresura a responder Miriam al ver que Evelyn está asustada. ─Lo que pasa es que mi sobrina tiene un examen muy importante, es mañana muy temprano. ─cada palabra que suelta lo hace con duda, aunque disimula tanto como puede. ─Y se quedará esta noche con una compañera de su clase para poder presentar el examen, ya que llegar desde aquí a la universidad le quedaría muy lejos.
Evelyn aterrada de lo que su madre puede llegar a descubrir algo, a cómo están las cosas en ese momento, hace tantos gestos a Miriam al darse cuenta de la medicación en la mesa tras ella.
─¿pero volverá?, supongo que no te vas a quedar sola. ─dice su madre revisando todo a su alrededor, levantando una cosita aquí, otra cosita acá, pasando su dedo índice por cada mueble asegurándose de que no tuviera polvo, ni ninguna partícula que no pertenezca al mismo.
A veces dudo realmente si mi madre es mi madre y no la de Alejandro, son exactamente igual de paranoicos, organizadores, no lo sé. Están obsesionados con el orden y la limpieza, seguramente si se conocieran bien, se que se llevarían excelente, hasta podría jurar que mi madre me cambiaría por él.
─¿y usted pasa la noche aquí, o está de pasada? ─pregunta su madre y Miriam,mira a Evelyn.
Evelyn trata de adivinar la respuesta que podría dar Miriam y ella al notarlo niega con su cabeza con disimulo, ya que no tiene opción para poder hablar.
─No, esta noche no. ─dice y su madre empieza a cada vez más su ceño.
─Lo que sucede es que a Tina no le gusta que toquen sus cosas en su habitación, está cerrada y nadie puede entrar allí y solo está mi habitación. Ella no quiere dormir en mi habitación y está un poco mal de la espalda, así que no podría dormir en el sillón, por eso dijo que ella estaría hasta que yo me durmiera e insistió en quedarse. ─los distrae mientras trata de llegar a la medicación. ─además ustedes están aquí y...
─Cuando llamaste quería contarte, pero tu madre ya la conoces...
─No me gusta arruinar las sorpresas ─dice con frialdad su madre y una sonrisa falsa.
Evelyn está por tomar por fin la medicación, pero justo en ese momento su madre le da otro problema a resolver.
─En ese caso, tu padre y yo nos quedaremos aquí esta noche. ─camina a la habitación de ella, pero ella la detiene al recordar que el collar que le dio Alejandro está en sobre su cama.
─sí, además podrías ayudarme con la llave de agua caliente. ─le hace señas a Miriam para que las tome, pero ella no entiende. ─ eso es lo que no puedo, porque ya sabes... soy muy torpe. ─dice.
Su madre pone toda su atención en la cocina. ─además, tenía que hablar de unas cosas, pero es un poco confuso. Sabes que nunca puedo sola. ─dice soltando un suspiro de alivio, disimulado al ver que su madre se dirige a la cocina.
─Te dicho un millón de veces que cualquier tipo de cosas que refieren a la cocina es muy peligroso. Hay mucho riesgo de incendio o de cualquier otro tipo de daños, son muy graves y tú no podrías hacerlo. Estás sola, no sé cómo se me ocurrió... ─empieza su madre a renegar una y otra vez.
Su padre solamente la mira como diciendo: sabes cómo es ella, tú lo hiciste. Y camina junto a su esposa a cocina .
Evelyn aprovecha este milisegundo para acercarse rápidamente a Miriam y le susurra tan rápido como puede esperando que esta vez, sí le pueda entender. ─Mis padres no saben que estoy embarazada, que Alejandro está en mi vida, ni nada. Cualquier pregunta, usted es tía de Tina y ella está la universidad y nada más. Si pregunta de nosotras, yo le respondo ─dicen y guarda silencio, disimulando al ver que su madre la regresa a ver.
─Se supone aquí está la llave del agua caliente, ¿como no pudiste abrirla? ─reniega molesta sin evitar empezar a abrir la alacena una por una.
Evelyn toma tan a prisa la medicación y la esconde en el bolso de Miriam, que no se da cuenta cuando se le caen dos vitaminas.
─Si quiere por favor, puede irse. —aprovecha el descuido de sus padres —yo diré cualquier cosa, pero por favor no le diga Alejandro que mis padres están aquí. Mientras ellos esten aqui no es necesario que usted venga, ademas como les explicaré que Tina no viene.
─señorita, pero el señor Alejandro ─susurra tanto como puede, pero nuevamente su madre posa la mirada sobre ellas.
─La alacena está perfectamente ordenada, ¿en que se supone que te iba ayudar yo? ─se acerca a las dos y ve las vitaminas en el suelo.