AUDREY Mi ritmo cardíaco se aceleró en cuanto sus ojos se encontraba con los míos. No podía adivinar si estaba molesto y ofendido por mi insulto, tampoco es como si hubiera sabido que era él. No sabía que responder a la duda que expresó, me sentía nerviosa como cada vez que lo tengo enfrente de mí. ¿Cómo es que iba a continuar trabajando con él si me ponía de esta forma cuando lo miraba? Por Dios, estoy perdida. Pero en vez de decir algo, hui. Si hui de ahí y dejé plantado a mi jefe en ese pasillo, yo volví con mi cita. Adam seguía sentado en su lugar cuando llegué, de nuevo su atención estaba en su móvil, pero cuando me acerque y me senté, de inmediato lo guardo en su bolsillo de su saco y volvió a colocar sus ojos en mí. Mi mente estaba en otro lugar, en como reaccionó o que pensó