Samantha Hay algo que la señora Gold no quiere que se cuente. Es muy obvio, y aparentemente mi tío Peter también lo sabe. —Tío Peter, ¿sabías que era pareja de los chicos? —le pregunté. Tío Peter dejó de mirar fijamente a la señora Gold y me miró. —Cariño, no sabía eso. —¿Por qué no me dijiste en qué me estaba metiendo? —le pregunté. —¿Metiendo? —cuestionó él. —Al mundo de los hombres lobo —suspiré. —Ah, sinceramente sabía que estarías bien aquí, pero no estaba seguro si yo debía ser quien te lo dijera. Estabas tan feliz de tener esta nueva vida lejos de tu antigua vida. Sé que las cosas han sido difíciles. Diablos, me duele ver a mi mejor amigo perder al amor de su vida y desperdiciarse en el alcohol. Ojalá pudiera ayudarlo y aunque soy poderoso, no puedo. No quería arruinar este