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Samantha Obtuve algunas galletas y las puse delante de Eva antes de sentarme a escuchar al señor Gold hablar sobre Eva. Tomé mi asiento en la mesa junto a Eva. —Está bien hablar de eso, ya sabe, ¿delante de ella? —pregunté mientras veía a Eva masticar una galleta. —Sí, mi niña es especial —dijo con un brillo en los ojos mientras miraba a Eva. —Soy especial —murmuró Eva con galletas en la boca. Sonreí. —Sí, lo eres —le dije. —Como habrás notado, Eva es más joven que sus hermanos, pero tampoco es una gemela —me dijo el señor Gold. —No noté lo de la gemela con ella, pero es obvio que es más joven —le dije. —Bueno, cuando Eva nació, todos comentaban cómo ella no tenía una gemela. Especialmente porque tuvimos gemelos consecutivos. Los gemelos son un regalo especial, copias exactas de u

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