— ¿Qué hacen estos jóvenes acá? ¡qué son esas pintas, Mauro! — Gritó exaltado su padre al verlo llegar en ropa casual y con dos moribundos mirándolos de arriba hacia abajo como insignificantes. — Son mis invitados papá y es mi ropa — Manifestó Mauro con tranquilidad encogiendo los hombros, mientras Marcela lo tocaba por detrás — No te preocupes, ¿está bien? — Susurro hacia ella quien asintió con miedo. — Están mal heridos, debemos cuidarlos — Dijo Victoria intentando calmar la situación — Siga con su fiesta, yo me encargo con Mauro y hasta logró que cambie su pinta — Murmuró Victoria intentando sonar seria, aunque por dentro estaba que se moría de la risa con Mauro. — Está bien, no quiero esta gente acá — Sentenció antes de voltearse, para dirigirse donde sus socios. — Esta