La millonaria del playboy

Capítulo 1.

Victoria Da Silva es una joven millonaria de 28 años, hija del Alcalde de Nueva York además dueño de las industrias Silva; viviendo toda su vida en cuna de oro, donde no conoce el dolor ni el hambre; aunque es una mujer humilde y delicada que siempre busca ayudar a sus amigos; en especial a Laura quien es su mejor amiga desde la infancia, ella fue becada en el colegio donde Victoria estaba volviéndose inseparables; ha tenido que ayudarla en todos sus momentos de pobreza aunque no se arrepiente, porque sabe que todo se devuelve en esta vida y será recompensado o al menos eso quiere creer; debido a que hace dos años fue obligada a tener un matrimonio por conveniencia con José White un multimillonario dueño de las grandes industrias White por asociación y ganancia entre las dos empresas.

Era mayor de edad, había terminado su carrera como actriz; la cual a veces le daba frutos y por otras temporadas no por eso mismo seguía dependiendo de ellos. No hubiera sido un sacrificio el matrimonio si su esposo fuera un hombre joven, apuesto, metas trazadas o la menos joven; pero para su mala suerte su futuro esposo es un hombre de 50 años, presentaba sobrepeso en ese momento hasta que decidió hacer ejercicio; por complacer a Victoria; ya que José se encontraba perdidamente enamorado de su mujer, su dinero, lo bella y exitosa que era.

*Flash Back*

— ¿Por qué debo casarme con ese hombre feo y viejo? — Grito Victoria con repugnancia, no entendía porque debía ser sometida a esa decisión, aunque no tenía nada en contra de él.

— ¡Negocios! hija son negocios, así que debes hacer caso y no se habla más — Ordenó su padre colocándose de pie, se encontraban comiendo en la mesa como una familia.

— ¿Debo hacerlo por ser el Alcalde de Nueva York? — Sentenció Victoria realizando el mismo acto, colocándose de pie mientras su madre los miraba atentamente — ¿Tu no dirías nada, madre? — Cuestiono a su sensata y tranquila madre, quien solo apoyaba cada decisión loca de su padre.

— No diré nada, solo que en dos días te casas Victoria Da Silva — Respondió su madre, sin mirarla a los ojos porque, aunque sabía que era una locura igual sabía que la prioridad en este momento eran los negocios — Además, serán solo unos años donde José morirá y tu heredaras todo.

— ¡Los detesto!, no puedo creerlo que prefieran un negocio antes que la felicidad de su hija — Afirmó con furia Victoria, golpeando la mesa ocasionando que se movieran todos los platos y vasos que se encontraban en el momento.

— Victoria… — Manifestó su padre mientras cerraba el puño, al ver que Victoria se estaba dando vuelta — No te preocupes padre, me casaré en contra de mi voluntad — Dijo Victoria antes de dirigirse hacia su habitación a llorar una noche entera, porque dentro de dos días sería prisionera de alguien más.

*Fin del Flashback*

— ¿En qué piensas, mi amor? — Manifestó José sorprendiendo a Victoria, quien recordaba con nostalgia a su madre.

— En mi madre, hace un mes que falleció… pero igual me hace falta — Respondió Victoria colocándose nuevamente sus gafas negras, mientras cruzaba sus piernas.

— Debes superarlo, igual me tienes a mi acá contigo — Susurro sentándose al lado de Victoria, mientras ella hacía mala cara… de qué me sirve tenerlo, si no me produce ni un mal pensamiento pensó dentro de sí misma —, Además no era tu madre biológica, solo fue tu nona de crianza desde pequeña.

— Como digas, hoy me iré a la despedida de soltera de mi amiga Laura — Afirmó Victoria mientras cogía su taza de té de la mesita pequeña color café mármol.

— ¿Despedida de soltera? no irás a eso, eres una mujer importante, famosa y de clase para estar en esas situaciones vulgares — Recrimino José colocándose de pie, causando que Victoria respirara hondo porque iban otra vez a pelear como hace dos semanas.

— José no iniciemos de nuevo, iré y punto… — Sentenció Victoria antes de colocarse de pie, dirigiéndose hacia su habitación porque se iba a colocar regía para ese encuentro, donde el destino tiene un camino preparado para cada quien y esa despedida de soltera iba a ser especial, única e inolvidable para ella.

Por otro lado, Felipe Mamani es un joven de 25 años de estrato bajo, viviendo con su madre y su hermana menor debido a que su padre los había abandonado, por otra mujer. Felipe se convirtió en la figura paternal de Ana, su hermana y el rol del hombre de la casa donde a sus 19 años ocasionando que tuviera que abandonar sus estudios en el último año de secundaria. Desde pequeño, había soñado con ser un gran abogado, destacado y que defendiera los derechos de las personas; especialmente de las víctimas y mujeres. Sin embargo, todos sus sueños se fueron a la basura por culpa de su padre; así que tuvieron que pasar diferentes necesidades iniciando a trabajar como mesero, barrendero, vendedor de ropa y así sucesivamente pero ningún trabajo le daba la estabilidad económica para lograr llevar las tres comidas del día a su hogar, pagar arriendo, pagar los servicios públicos y ahorrar para la universidad de Ana, porque de algo estaba seguro y era que ella no iba a vivir su misma suerte.

— Hijo, debes descansar o si no, no llegarás a viejo — Manifestó su madre mientras le colocaba una cobija sobre su espalda; se encontraba realizando unos trámites de contabilidad desde el computador de mesa.

— No puedo madre, debo entregar esto hoy porque más tarde no tendré tiempo con mi trabajo de mesero en la noche — Respondió Felipe sintiéndose culpable por mentirle a su madre.

— Toma este chocolate caliente, te va a ayudar. Buenas noches, hijo y perdóname — Susurro su madre con la voz entrecortada; mientras soltaba sus manos del hombro de Felipe.

— No madre, no tengo nada que perdonarte — Confesó Felipe brindándole una sonrisa sincera a su madre, mientras colocaba su mano sobre la mano cálida de su madre; quien definitivamente era su vida entera.

— Tienes visita, hijo — Dijo su madre antes de salir de la habitación, dando paso a la misteriosa visita.

Felipe se sentía entre la espada y la pared porque había aceptado hace dos semanas trabajar como playboy y como webcam; gracias a la ayuda de su mejor amigo Henry; ya que manifestó que ganaba un buen porcentaje de dinero. Debía buscar la forma de reunir dinero para poder cumplir sus objetivos; al inicio le costó adaptarse a las indicaciones presentadas donde por webcam debía hacer todo lo que le pidieran sus seguidoras usando un antifaz para cubrir su identidad; mientras que de playboy solo había ido a dos despedidas de soltera vistiendo como policía; dejando enloquecidas a las señoras.

— Debes buscar una de esas señoras, debes tratarla y sacarle plata — Propuso Henry a Felipe, llegando a su habitación cuando su madre salió.

— No ha habido ninguna que me llame la atención porque he sido de buenas; son mayores o son feas — Respondió Felipe sin despegar sus ojos de la pantalla, debía seguir conservando su trabajo de día.

— No importa, eso después se le da un veneno o algo… lo importante es salir de la pobreza y su hermana pueda estudiar — Afirmó Henry causando que el corazón de Felipe se arrugara; porque tenía totalmente razón.

— Hoy tengo una despedida de soltera, prometo que escojo a una de todas y con ella planeamos nuestro plan — Manifestó Felipe volteando a ver a Henry, donde meneaba la cabeza para que lo dejara solo terminar su trabajo.

— Me iré, ya entendí. Mañana paso a saber quién es nuestra víctima — Pronunció Henry con una sonrisa burlona, antes de salir de la habitación e irse.

Felipe suspiró y se acostó sobre el espaldar de la silla, ahora se había comprometido con Henry, pero sabía que en el fondo tenía razón; sabía que a pesar que le estaba yendo bien. Lo mejor era enamorar a una de esas mujeres despechadas llenas de dinero para salir de sus necesidades; aunque odiara la idea porque las respetaba. Así que Felipe se demoró media hora más, enviando lo de contabilidad para darse una siesta sobre su cómoda cama; antes de alistarse y dirigirse a la despedida de soltera donde no solo estaría la mujer ideal; si no sería la mujer de su vida.