Capítulo 8 Ya eran casi las diez de la mañana. Concetta, en un tono por fin calmado, preguntó a su hija en dialecto: —…e ce lo vuoi di’ mo’, cor ‘e mammà, che facisti da’ seràta d’ajère?34 A papá Antonio le agradó la pregunta y asintió con la cabeza, moderando sin embargo el asentimiento con una especie de gruñido insatisfecho, debido a ese «corazón de mamá» que había salido espontáneamente de los labios de su esposa. Continuó, un poco en italiano y un poco en dialecto: —… sí dinos que has sfaci. La joven saltó: —Sabéis bien —lo dijo en dialecto, pero, recuperado el italiano continuó—: que soy una mujer y no una niña. Vittorio consideró oportuno no quedarse callado: —Mariapia, los tuyos tienen derecho a saberlo, ¿no? —¿Una orden de la Seguridad Pública? —ironizó ella sin sonreír—.