Capítulo 19 D’Aiazzo hizo que los ocho militares se sentaran a su alrededor enfrente de él. Los dos que estaban heridos ligeramente por el combate con los granaderos alemanes llevaban vendas, uno, un fusilero, en torno al antebrazo por una herida superficial, el otro, un cabo conductor, en la cabeza por una brecha en la frente. El subcomisario hizo que le dieran, uno por uno, sus datos y los mecanografió, comparándolos con las que había apuntado el 30 de septiembre en su agenda. Para arreglárselas mejor, pidió el título académico de cada uno: casi ninguno había pasado de la escuela obligatoria, salvo un subjefe de Marina, originario de Camogli, un tal Annibale Bacci, que dijo haber conseguido el diploma de capitán de marina en un instituto náutico mercantil de Génova y añadió que, llamad