La intensidad de su mirada hace que mi cuerpo tiemble y mis manos son victimas de mis nervios ¿Cómo es que acepte esta estupidez? En este momento tendría que estar preparándome para el inicio de mis clases en una nueva universidad.
- ¿no quieres contar nada? – habla la mujer frente a mi luego de un extenso silencio.
- No – me limito a decir.
- Bien, hagamos una cosa ¿Qué te parece si inicio haciendo preguntas?
- ¿Con que fin? Creo que esto es inútil, si vine aquí es solo porque mi abuela me lo pidió.
- ¿tu abuela es importante en tu vida? – pregunta con interés
- Por supuesto, es la mujer que aun a la distancia me amo. – no dice nada, solo asiente y anota en un bloc de notas.
- ¿Y tus padres? ¿Cómo te llevas con ellos?
No quería tocar ese tema, sabía perfectamente que, si iniciaba a hablar, mis ojos no tardarían demasiado tiempo en derramar lagrimas y no hay nada más estúpido que demostrar vulnerabilidad ante las personas, sobre todo a las desconocidas.
- Realmente no sé qué hago aquí, mañana inicio mis clases en una nueva ciudad, una nueva universidad y yo estoy perdiendo el tiempo.
- La salud mental no es una pérdida de tiempo.
- Estoy perfectamente en todo los sentidos. Solo fue un momento de estrés lo que paso y lo que hizo que mi abuela me pidiera que venga a esta estúpida sesión.
Inicio a perder la paciencia y la mujer frente a mi con sus facciones relajadas no ayuda en mucho.
- ¿Qué te gusta hacer en tus tiempos libres? – cambia rotundamente de tema, logrando que me desestabilice.
- No lo sé.
- Algo tiene que haber que te guste, mirar películas, dibujar, salir a pasear. Todos tenemos algo que nos gusta mas que otras cosas, por ejemplo, a mi me gusta estar sentada en el jardín de casa leyendo junto a mi perro.
Pienso, realmente pienso que es lo que me gusta hacer, pero en mi cabeza solo vienen imágenes mías durmiendo o con el teléfono en redes; es entonces cuando, a mi viene la imagen de unos años atrás, cuando tenia 15 y en clases de arte hice mi primer pintura.
- Pintar – digo, aunque no se si es válida, ya que solo duro un par de meses ese hobbie.
- ¿pintas a menudo?
- No, realmente hace mucho que no lo hago.
- ¿Por qué? – me encojo de hombros
- Solo era un hobbie, aunque creo que era muy buena.
- ¿No has pensado en volver a hacerlo?
- Cuando acabe la secundaria, inicie con la preparación para la universidad, a veces tenemos que dejar las cosas que nos gustan de lado para concentrarnos al cien por ciento en lo que realmente vale la pena.
- ¿y que estudias?
- Administración de empresas, estudie un año y luego lo deje. Siempre creí que me haría cargo de la empresa de mi padre.
- ¿Y ahora?
- ¿Ahora qué? . pregunto sin entender.
- Aun crees que te harás cargo de la empresa de tu padre.
¿me hare cargo? No lo sé.
Mi padre es dueño y director de una de las empresas más grandes de tecnología en el país y cuenta con varias sedes en todo el mundo, cuando era niña, estaba segura de que todo eso pasaría a mis manos, pero ahora no estoy segura, no cuando lo escuche decir que para él no soy mas que un estorbo, un peso del que se tuvo que hacer cargo por las malas.
- Creo que es hora de irme.
- Aún quedan quince minutos.
- No hace falta. Vine por un tema y terminé hablando de algo sin sentido.
- Todo en tu vida tiene un sentido, solo tienes que lograr acomodar las piezas para poder tener un mejor panorama.
- ¿Cómo va a ayudarme a descifrar la raíz de mi ataque el saber si seré o no la próxima directora de la empresa de mi padre? Es absurdo.
- En la próxima sesión, intentaremos…
- No habrá próxima.
- Yo sé que sí. – con una sonrisa se pone de pie – nos vemos el próximo martes a la misma hora.
La observo sin comprender su necedad y solo niego dándome la vuelta y saliendo del consultorio dejando los modales en la cartera.
…
Al llegar a casa, mi nona me espera con una sonrisa y una tasa de te verde, le devuelvo el gesto y me siento a su lado.
- ¿Cómo ha estado?
- Podría ser peor. – respondo seca.
- Con el tiempo…
- No volveré, nona.
- Mi niña.
- Fue una hora perdida ¿sabes que me pregunto sobre mis hobbies? ¡sobre mis hobbies! ¿Cómo eso esta relacionado con el ataque de pánico? No, definitivamente no volveré a ir, es una mujer inútil, no sabe ejercer su profesión.
- Emma – me regaña – la doctora Schmidt es una de las mejores en su campo.
- Pues a mí me pareció mediocre. – dejo la tasa vacía y me pongo de pie – iré a preparar mis cosas para mañana, será un día largo y quiero estar presentable y descansada. – dejo un beso en su coronilla y me voy escaleras arriba.
…
Dormir se me hace difícil cuando la pregunta del porque deje de pintar invade mi mente y entonces me doy cuenta de que no es la única cosa que he dejado de hacer. He deja tantas cosas que me gustaban sin un porque valido.
Fueron años de cambios en mi vida, deje de ser una niña que sonreía y ayudaba a todos por la cantidad de veces que se burlaban de mí, que me dañaban y aun no logro comprender ¿Qué fue lo que cambio?
Mi cabeza explota cuando el sonido de mi alarma me despabila y veo que es hora de levantarme.
mierda.
me pongo de pie, son las 4:40 de la mañana y las clases no inician sino hasta las 7:45, pero quiero estar preparada, presentable y el no dormir durante toda la noche lograra que mis ojos estén enmarcados por unas horribles ojeras.
Me doy un baño y me cambio con el atuendo que elegí la noche anterior luego de desordenar cinco veces todo mi vestidor hasta dar con lo que quería. Quiero verme perfecta y con el blazer beige y el pantalón de vestir tiro alto combinado con un top blanco me siento fabulosa.
Tardo alrededor de cuarenta y cinco minutos en maquillarme y peinarme, me gusta verme así, sin imperfecciones, porque una vez escuche a una famosa citar un dicho suyo que fue el inicio de mi cambio
¨como te ven, te tratan; si te ven mal, te maltratan¨
Desde ese día, me prometí jamás demostrar debilidad, jamás demostrar nada que pueda ser usado en mi contra y admito que funciono a la perfección.
O eso creo.
Para cuando miro la hora, son las 7:10, tenia que apresurarme o llegaría tarde y no era lo que quería, desayunaría luego.
Al bajar las escaleras, me encuentro a mi padre y Rebecca dándose sus asquerosas muestras de amor y el sentimiento de rechazo hacia esa mujer aumento, sobre todo cuando finge amabilidad conmigo.
- Oh, que bella estas – comenta con esa estúpida sonrisa que pone cuando esta con mi padre.
- Lo sé – respondo pasando a su lado.
- ¿Puedes ser un poco mas educada? – me regaña mi padre y sonrío al ver que siempre que tiene algo para decir, es para defender a su mujer o a su hija.
Sin prestar atención, observo el teléfono para cerciorarme que el taxi que pedí este en camino y efectivamente está llegando, así que, colgándome la cartera al hombro, salgo de la casa en dirección a la universidad.
…
El viaje se hizo largo debido al congestionamiento, resulta que el camino que tomo el taxista estuvo lento por un accidente vial.
Para cuando llegue a la universidad, eran 07:35, tenia solo 10 minutos para correr en busca de mi casillero y buscar mi primer clase en la inmensidad del edificio que se imponía ante mí.
Pague la tarifa del taxi y salí apresurada, pero mis pies se detuvieron cuando observe a mi padre bajar de su coche para darle un abraso a Amelie, quien con cariño deposito un beso en su majilla y sentí la rabia hacer ebullición en mi cuerpo.
Trate de dejar ese escenario y concentrarme en lo mío, pero durante todo el camino hacia el maldito casillero que no encontraba, solo se presentaba la imagen de esos dos siendo la perfección de padre e hija.
La odio.
Estaba tan sumida en mis pensamientos que no fui consciente de que frente a mi había un chico a quien casi me llevo por delante.
- ¿a quién odias?
- ¿perdón?
- Disculpa, creí que me hablaste a mí y me sentí mal por no escucharte, así que pregunte – se encoje de hombros – debes de ser nueva, un gusto, soy Julián – extiende su mano y alzando una ceja lo examino.
- ¿Por qué hablaría contigo si no te conozco? – baja la mano cuando nota que no se la estrechare y la guarda despreocupadamente en el bolsillo delantero de su pantalón.
- A decir verdad, no lo sé – me muestra una sonrisa que me deja por unos segundos embobada y no es hasta que el timbre suena que reacciono y me recuerdo que voy tarde
- Mierda.
- ¿estas perdida? Es evidente que eres nueva, si quieres puedo ayudarte.
- No, no hace falta. – sin darle tiempo a decir otra palabra, lo esquivo y voy en dirección a las salas, donde me demoro casi diez minutos en encontrar mi primer clase y agradezco que el profesor me dejara pasar solo por ser mi primer día en la universidad.
…
La clase transcurre lenta, odio las matemáticas, pero intento poner el cien por ciento de mi atención, porque es una de las materias mas importantes y no soy muy buena con los números, por lo que soy consciente de que me tendré que preparar el doble.
Para la segunda hora, sentía fatiga y el no haber tomado mi desayuno le pasaba factura a mi pobre cuerpo, por lo que en el receso me apresure hasta la cafetería que estaba frente a la universidad, me compre un sándwich y un frappe de vainilla, regrese y me senté observando el inmenso edificio y no puede evitar imaginarme pintando esta imagen, los rayos del sol haciéndose paso entre las nubes, las hojas de distintos tonos anaranjados en el suelo y la gente dispareja, unos abrigados hasta la cabeza y otros con ropas ligeras.
- Hola – la vos del mismo chico del pasillo llama mi atención y solo lo observo sin emitir sonido alguno – creo que no tuviste una buena impresión de mí. – no respondo – ¿podemos empezar de nuevo? Juro que no soy un chusma que va buscando chismes por todos lados. Así que me presento una vez más. Un gusto, soy Julián – con una sonrisa en su rostro, extiende su mano esperando que esta vez si la tome.
Lo observo nuevamente y esta vez decido que no seré una perra como hoy, así que, con más esfuerzo del que se supone que necesito, extiendo mi mano y tomo la suya, que, por cierto, es muy suave.
- Emma – me presento.
- Un lindo nombre, para una linda chica.
¿Acaso…? ¿Esta coqueteando conmigo?
Mis ojos se fijan en él y no puedo evitar escanearlo de pies a cabeza, es lindo, no puede negarlo, pero estoy segura de que solo es coqueto conmigo para llevarme a la cama.
- Sera mejor que vaya a buscar mis libros para la próxima clase. – me pongo de pie con la intención de irme, pero me detiene.
- ¿fui muy descarado? Lo siento, no tengo experiencia en esto y la verdad es que…
- No estoy interesada – lo corto – con permiso.
Paso por su lado e ignoro lo que intenta decirme.
…
El día se pasó más rápido de lo normal y a la salida de la última clase me volví a cruzar con Julián haciéndome sentir acosada, pero su gesto nervioso termino por hacerme reír y aceptar una salida con él.
¿estoy loca por aceptar? Probablemente, pero ¿Qué pierdo con probar? Nada.
Al llegar a casa, mi nona me espera con una sonrisa para preguntarme como me fue y me sentí tan cálida con su interés por mi que no puede evitar sonreír y abrazarla con fuerza y las lágrimas asomándose en mis ojos, pero todo momento cálido se esfumo cuando siento los brazos de alguien más rodeándome.
- ¿Por qué no abrazamos? – pregunta Amelie aun con sus brazos rodeándome y no lo pienso dos veces cuando la empujo lejos de mí.
- No vuelvas a acercarte a mi ¿acaso no te das cuenta de que te odio? – mis palabras fueron firmes y sus ojos no tardaron en abrillantarse por las lágrimas.
- Pero… yo… ¿Qué te hice para que me odies? Te espere tanto tiempo y…
- Problema tuyo – la corte – para mi no eres mas que una arrastrada como tu madre.
Y sin verlo venir, mi rostro se gira bruscamente hacia un lado, provocando el jadeo de mi nona y Amelie. Con mi mejilla ardiendo volteo y veo el rostro de mi padre desfigurado por la rabia.
- Una mas y te largas de aquí. – tomando en un abrazo a Amelie se marcha dejándome aún más vacía de lo que me sentía.