La reina Panambi salió de su oficina bastante tarde. Si bien todavía no terminó con las gestiones, decidió tomarse un descanso. En el Instituto de las reinas le aconsejaron que una reina también necesitaba darse un respiro para evitar colapsar por el sobre exceso de trabajo. “Quizás pueda pasar el tiempo con uno de mis esposos”, pensó la reina. “Ellos ya cuidaron de mí. Es hora de recompensarles por el duro esfuerzo”. Decidió comenzar por Brett, ya que era el mayor y el que más le gustaba. Si bien con Eber sentía mucha química, con Brett sentía calma y, también, deseos de protegerlo contra el mundo cruel. Fue así que encontró la puerta de su dormitorio abierta. Eso le extrañó, ya que el joven príncipe siempre mantenía cerrada su puerta. Así es que dio una ojeada y lo encontró reunido