Roger había visitado una de las guaridas que aún no había sido descubierta por los príncipes. Ahí se encontró con Rudy y Azul, quienes mantenían cautivos a cinco niños recién capturados. Todos estaban atados y amordazados, sus ojos reflejaban el terror y la incertidumbre de su propio destino. - Esta vez nos hemos asegurado de que fuesen plebeyos – le dijo Rudy a Roger – Así, nadie se molestará en buscarlos. - Bien. Manténgalos así mientras preparo mi equipo – indicó Roger. Luego, miró a Azul y, con una señal, le dijo – sígueme. Azul obedeció. Roger la llevó a un cuarto oscuro, donde había una mesa repleta de jeringas, sondas, trapos y tubos de ensayo. Cuando la mujer se dispuso a ordenarlo todo, Roger se sentó en su silla y lanzó un largo suspiro. Ella se detuvo y e