El príncipe Rhiaim estaba caminando por las calles de la Capital sin su escolta. Si bien usaba un velo y se vistió como plebeyo para que no lo reconocieran, sus largos cabellos ocultos bajo el sombrero no paraban de llamar la atención de los transeúntes que pasaban cerca suyo. Y entre ellos estaban los soldados que quisieron agredir a Brett en el palacio. Empecinados con la idea de lastimar al mayor de los príncipes, fueron a la Capital para enfrentarlo en la mansión de la condesa. Pero grande fue la sorpresa cuando lo vieron por las calles, mezclado entre la multitud y con un aspecto de un simple turista. - ¡Jah! ¿Pretende llevarse bien con los sureños vistiéndose como nosotros? ¡Que osado! - Y también es bastante idiota para ir por ahí sin su escolta. ¡Será pan comido! Lo que n