Hubo de nuevo esa sensación de tambaleo. Rebotando de un lado a otro, gemí. Mi cuerpo dolía, y luché por encontrar mi equilibrio. Al abrir los ojos, estaba oscuro, pero después de parpadear un par de veces, vi el sol colándose a través de las paredes en pequeñas grietas.
Empujándome contra la pared detrás de mí, logré sentarme y descubrí que mis manos estaban atadas detrás de mí. Al intentar mover los pies, descubrí que también estaban atados. ¡Genial! De vuelta al punto de partida.
"No te veas tan decepcionado, pequeño."
Mi corazón dio un vuelco, y rápidamente miré a mi alrededor. No vi a nadie, pero juro que reconocí la voz. Esa voz profunda y ronca. En mi memoria, aparecieron ojos amarillos y colmillos crecientes.
"¿Otra vez tú?"
Gruñí, por supuesto. Luca me traicionó; é
