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Caín estacionó el auto en el viejo depósito y el principal, ahí estaban las entregas de mayor importancia, las de más valor claramente. Layla despertó al sentir el motor detenerse, agradeció llevar chicles en el bolsillo y salió detrás de los chicos. -¿Dónde estamos? -preguntó estirando sus extremidades. -En un depósito de mí jefe. -respondió Caín. -Mierda... Eso no es bueno, ¿verdad? -murmuró y Kyle rió. -Tranquila, el no te hará daño. Después de todo, gracias a él llegamos a tiempo por tí. -respondió el pelirrojo y ella asintió no muy convencida. ¿Cómo podía confiar en ellos? Oh peor, ¿cómo confiar en ese señor que seguro era un mafioso muy importante en el mundo del contrabando? Definitivamente había que estar loco para confiar en gente así. Ella observó el lugar, se veía desie

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