— ¿Dónde dijiste que estas? — pregunto June, con la bocina de su teléfono pegada a su oreja. —En la capital, regresaré mañana por la tarde, no debes preocuparte por nada, le pedí a James que te echara un ojo. — contesto Julián por el otro lado del teléfono. ¿Echarle un ojo? ¿Qué se suponía que era? ¿Un perro? June estaba furiosa, si su estúpido novio estuviera allí a su lado, la habría visto con la cara roja, la boca apretada y los ojos encendidos. —¿Esta reacción tuya es por lo de anoche? — ella caminaba de un lado al otro, con una actitud defensiva. —¿A qué te refieres? —Tú escuchaste mi conversación de anoche con Franklin, ¿no es cierto? —June, cariño, te juro que me quede en la cama, como me pediste y luego me quede dormido, lo siento no debí hacerlo, pero supuse que, si tú confi