El cementerio St. Peter
Despertarian a Héctor Clarkson que era un viejo vampiro del siglo XV. Se casó con la excelente cazadora Selena Hill. Él apoyó al Instituto para deshacerse de los vampiros más peligrosos durante los anteriores siglos. Participó de la Primera Guerra de Sangre. Ahora se aproximaba otra guerra, dirigida por el rey vampiro. Ya los hombres lobo no quería meterse en este lío otra vez. Apoyaban a los cazadores, haciendo negocios con los Alpha para un bien mayor, que todos quedarían beneficiados.
Aura se paró delante del sarcófago. Estaba sellado con lodo y sangre de oro. Impedía que los enemigos de Héctor entrarán a asesinarlo. Aura respiró hondo. El fuego de su antorcha fue quemando extremo a extremo el sellado. Le costó un poco más derretir el oro que se adhirió a la perfección. Tadeo estaba nervioso, mirando sobre el hombro de su hermana. Finalmente, con insistencia se partió y la tapa se abrió. El hedor de humedad y olor a putrefacción desprendiéndose del cuerpo del vampiro dormido. Tadeo vómito a un lado sin aguantar ese intenso olor.
—¡Mierda! ¿Qué es eso?
—Son los gases que libera el cuerpo de un muerto, Tadeo—Le respondió André.
—Hector. —llamo Aura ignorando a los otros—. Despierta. Llegó la hora.
Había un manto de seda blanca, también llamada el Velo. Ésta protegía al cuerpo del vampiro de los insectos que fuesen atraídos por la descomposición de la piel curtida de Héctor. Aura quitó el manto. Vieron el cuerpo inmóvil de Héctor. Tenía la apariencia de un hombre de treinta y siete años. El cabello llegaba por encima de los hombros. De un tono azabache, tan lacio como su piel morada. Se despertaría hambriento. Tenían que estar muy atentos a la reacción de Héctor.
—Su corazón está pausado—dijo André—, coloquemos el químico ahora para activar su corazón y su cerebro.
Aura se ocupó de preparar el procesamiento para despertarlo de una vez. Le inyectó una dosis fuerte en el cuello. Se alejaron. Se prepararon para la violenta reacción del vampiro.
—Parece una momia ¿Vieron su cara? Estaba deformada.—dijo Tadeo.
—Es normal en el Primer Descanso. Forman parte de un ciclo de muerte permanente pero sus órganos como el corazón de y el cerebro están activos. —le explico André.—Quitarle el Velo estimula sus seis sentidos. Ahora puede escucharnos, olernos.
—¡Qué cosa hermosa y aterradora!
—Así es, amigo. Ten bien sujetada tu ballesta.
Héctor despertó con un grito de dolor. Sus garras rasguñaron todo el sarcofago. Lo golpeó, rompiendo la madera de roble gruesa. Tadeo vaciló. La violencia del vampiro era normal en este procedimiento del Despertar. Se alzó en el aire, flotando mientras gritaba y se retorcía bruscamente. Causó una impresión a Tadeo. El vampiro los miro con furia. Seguidamente se lanzó contra ellos. Tadeo disparó sus flechas de oro que se clavaron en el abdomen del vampiro y cayó, perdiendo sus fuerzas. Esperaron un poco viendo cómo Héctor se resistía al metal que pausaba su sed de sangre.
—Hector. Soy tu descendiente. Te necesitamos. —diji Aura.