Capítulo 21

1043 Words
La cena con los Maersk había estado muy bien y estaba segura de que la Navierar Jones iba a ser la empresa elegida. Para poder así salvarla de la quiebra. El día anterior había tenido un momento de incomodidad cuando se había preguntado si la empresa de Angus, había presentado un proyecto para conseguir también el contrato, pero el hecho de que Angus, le asegurara que no le había alegrado profundamente. Tal vez por fin conseguirían la estabilidad que tan desesperadamente necesitaban. No tendría que despedir a nadie y podría pagar el préstamo en su totalidad. La guinda del pastel era la relación que estaba empezando a tener con Angus. Lo único malo de todo lo que estaba ocurriendo en su vida eran los correos electrónicos. Le había llegado otro mientras estaban en la cena. "No me estás escuchando. Déjalo, inmediatamente o todo el mundo sabrá lo que realmente eres". Había pensado en bloquear a "Tuya", pero la cautela se lo había impedido. Hasta aquel momento, los correos habían contenido amenazas vacías y habían sido más molestos que cualquier otra cosa. Ciertamente, no le parecía que tuviera nada que pudiera llevar a la policía. Además. ¿Quería llegar hasta ese punto?. De una cosa estaba segura: no podía ceder a las demandas. Y, aunque hiciera lo que se le pedía y abandonara a Angus. ¿Qué conseguiría con ello "Tuya"?. Prefería esperar que todo acabara en nada si seguía ignorando los mensajes. Angus, ya estaba en la cama cuando ella terminó en el cuarto de baño. Victoria se acostó al lado de su esposo currucandose contra su espalda y le rodeó la cintura con el brazo. —¿Estás cansado? –le preguntó ella mientras le acariciaba el vientre desnudo con la mano. —Sí, estoy realmente cansado–respondió él. Angus, le agarró los dedos con los suyos para impedir que ella siguiera bajando, hasta su parte más íntima. Victoria, aceptó el rechazo sin tomárselo a mal. Desde aquella primera noche que hicieron el amor, habían dormido poco cuando se metían en la cama. —Lo de esta noche todo estuvo muy bien. ¿No te parece? –comentó ella suavemente contra su espalda. Angus, gruñó a modo de asentimiento. Debía de estar muy cansado. —¿Angus? —¿Hmm? —¿Estabas…? A Victoria, le costaba encontrar las palabras y, cuando ella guardó silencio, Angus, se dio la vuelta para mirarla. —¿Que si estaba qué?. Victoria —¿Estabas saliendo con alguien antes de que nos casáramos? ¿Alguien con quien fueras en serio?. Si no quieres no me contestes. —No. —Mmmmmm. —¿Por qué me lo preguntas? —Por nada. Sólo curiosidad. Buenas noches. Angus, se volvió a poner de espaldas. —Buenas noches. Victoria, permaneció tumbada en la oscuridad escuchando la tranquila respiración de su esposo. Estaba casi segura de que Angus, no estaba dormido. Había algo que le molestaba. ¿Pero, por qué?. Cuando se paró a pensarlo, se dio cuenta de que él había cambiado cuando ella le mencionó a los Maersk la noche anterior. De hecho, la noche anterior había sido la primera que no habían hecho el amor desde que pasaron la primera noche juntos. Ella lo había atribuido al hecho de que se habían saciado en su apartamento, pero tal vez había algo más. ¿Había estado mintiéndole cuando le dijo que no habían pujado por el contrato con la Naviera Maersk? Por supuesto que no. Habría salido en la conversación durante la cena de aquella noche. Celia Maersk, les había preguntado por su boda, detalles y por la alegría de estar recién casados como si estuviera recordándole a su esposo que Victoria, estaba fuera de sus límites, por estar casada. Edward Maersk, había estado hablando de golf y de los últimos resultados del futbol americano con Angus. De hecho, la conversación había sido totalmente social, no había tocado los negocios en absoluto. ¿Qué era lo que le pasaba entonces a Angus? Quería saberlo. Quería ayudarle. Después del día anterior y de haberle contado lo que le ocurrió en la universidad, él se había mostrado muy cariñoso con ella y le había insistido que nada de lo que le pasó había sido culpa suya. Ella le había creído, no solo porque quería hacerlo, sino porque también confiaba en él. La confianza era un sentimiento muy frágil, como el cristal. En manos equivocadas, se podía hacer pedazos, pero, en las correctas, podía convertirse en algo atesorado y amado. ¿Era eso lo que estaba empezando a sentir por su esposo? ¿Amor? No tenía nada con lo que comparar aquel sentimiento, pero el modo en el que su cuerpo y su pensamiento reaccionaban cuando estaba con él parecía indicar que, ciertamente, estaba enamorándose de él. Era mucho más de lo que había esperado, más de lo que había pensado nunca que merecía. Y todo por él. Se rebulló en la cama y trató de ponerse un poco más cómoda, pero ya le resultaba extraño dormirse sin estar abrazada a su marido. De repente, empezó a pensar en su abuelo. Él no habría aprobado aquella unión jamás, pero ya él no estaba en el mundo. Había sido su guía durante toda su vida, pero, en el peor de los momentos, no había podido apoyarse en él. Sin embargo, a veces, reconocía que no podía hacerlo todo sola. Consideró la amargura de Richard Jones hacia los Baker solamente porque él había sido el amante rechazado. Flora, lo había rechazado y él había construido toda una vida de resentimiento hacia ese hecho, envenenando la mente de Victoria, con los dueños de la empresa rival desde el día en el que sus padres la dejaron en su puerta. Sin embargo, Angus, no se parecía en nada a la clase de hombre que su abuelo le había dicho que era. «¿Casi no le conoces y te crees que estás enamorada de él?». No sabía si la voz en su interior era la suya propia o un recuerdo de lo que su abuelo le decía. No hacía más que repetirse en su interior y le impedía dormir. Algo había ocurrido entre Angus y ella. Algo que desconocía. Algo que no era bueno......

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