Recorrió en varias ocasiones con su fría mirada los pasillos saturados de estudiantes, mientras avanzaba por el edificio de su facultad, otra vez no estaba. Sacó su celular y digitó su número, marcó y esperó un momento… ella no contestó. — ¿Qué demonios te estás creyendo, Aura? – se preguntó molesto mientras mandaba un mensaje. Era jueves, y desde el lunes que se separaron en el estacionamiento, no había vuelto a saber de ella. quiso darle tiempo para asimilar las cosas, ella era estúpidamente pudorosa, y estaba seguro que el solo hecho de verlo a la cara le representaría un problema después de lo último que hicieron, pero ya se había fastidiado… él era quien ponía las reglas y no la iba a dejar pensar lo contrario. Siguió su camino con destino a la primera de sus clases, ese