—Necesito ese dinero… — mencionó Cedrick Meuric fríamente observando desde su balcón el atardecer de la ciudad
— Y será mejor que lo arregles Sorin — ordenó el rubio sujetando sin mucha presión el móvil en su mano.
—Sabes bien que no se puede, desde que cometiste esa estupidez en la universidad tu mesada se redujo al mínimo… — escuchó el joven esa respuesta del otro lado de la línea.
—Esa solo es una excusa… siempre se puede y lo sabes — insistió el rubio mientras el viento fresco ondeaba su dorada cabellera.
—El imbécil del abuelo jamás aceptara… aunque… — dijo Sorin al otro lado de la linea haciendo sonreír al rubio que seguía contemplado la ciudad desde su alto departamento
— Hay otras formas… pero, no son tan correctas — finalizó su tío muy seguro de que ambos obtendrían un beneficio.
—Hazlo— dijo Cedrick sin pensar o meditarlo, después de todo, él tenía la facultad para ordenar eso… se trataba de la empresa de su padre, y con él muerto; era prácticamente el dueño… y lo sería por completo cuando se graduase.
—¿Seguro?, ¿Si sabes que para que tú ganes, alguien definitivamente tiene que perder, Cedrick? - habló la ronca voz del sujeto al otro lado del móvil.
— Mph… negocios son negocios… así es esto — aseguró el rubio y cortó la llamada.
En ese momento, sin embargo, no imaginó siquiera a quién dañaría y cuánto lo lamentaría.
—¿Quieres dejar ese celular y hacerme caso por un instante? — escuchó una melosa y aburrida voz femenina a su espalda.
—¿Sigues aquí? — preguntó Cedrick sin interés y sin voltear a ver a la mujer que yacía en su cama.
—¿Esperabas que me fuera? — cuestionó la chica con reproche mientras lo abrazaba por la espalda, cubriéndolos a ambos con la delgada sábana que era la única cosa que ocultaba su desnudez.
—Siempre es así… no sé qué te hizo pensar que hoy sería diferente — dijo y quiso girarse para levantarse e ingresar a la sala del departamento, pero ella mantuvo su abrazo y acariciaba su torso desnudo.
—Pensé que ahora que ya no estabas con ella, lo nuestro… podría… — la mujer titubeó y aun así, intentó meter su mano bajo el ajustado bóxer n***o que únicamente vestía el joven.
—Déjate de estupideces — mencionó fríamente el rubio y se la quitó de encima
— Solo es sexo, siempre ha sido así y siempre lo será así — finalizó Cedrick saliendo de la cama para caminar a la sala.
—¡Cedrick! - le gritó indignada aquella mujer que comenzó a sollozar.
— Siempre te he esperado… aun cuando estabas con ella, tú y yo nunca dejamos de… ¿Qué tiene de malo si ahora quiero ser tu novia? - cuestionó la mujer mientras ingresaba a la sala tras de él.
—Mph… ¿novia? — cuestionó el rubio irónicamente con una sonrisa de lado.
— Yo no tengo novias… eso sería perder mi tiempo y sabes lo mucho que odio perder el maldito tiempo — aseguró Cedrick aventándole la blusa que anteriormente le había quitado para que se vistiera y se largara.
—Ahora vete que tengo cosas que hacer… — dijo y tras acercarse al escritorio en esa habitación, encendió su portátil.
La chica tomó la blusa que le había arrojado y lo vio darle la espalda… dejó caer sus hombros con desgano y prosiguió a buscar el resto de su ropa.
— Supongo que algún día llegará una chica que te rechace como tú lo haces conmigo…y ojalá que así sea, eres un maldito y no mereces menos que desprecios — habló sin verlo aquella mujer de cabellos lacios y negros, Bárbara Antone reconocía una vez más que ese sujeto le gustaba, aunque siempre la trataba del mismo modo.
—¡Por favor Barbara! — se burló con crueldad aquel rubio.
— Eso nunca ha pasado, ni pasará…no soy un imbécil que se enamora, el amor es para gente débil y patética, no necesito de algo tan estúpido como eso, así que ahorrate tus sermones de mujer dolida y lárgate de una buena vez, si quiero cogerte te llamaré — agregó seguro de sí mismo Cedrick mientras tecleaba en el portátil quien todavía permanecía de pie y sin voltear a verla.
—Pues te recuerdo que una te acaba de botar…ni más ni menos, y por alguien mucho mejor que tú — dijo cínicamente la delgada y pelinegra mujer.
—Ella no me ha botado…— dijo el rubio con un deje de resentimiento.
— Simplemente solo buscó un imbécil que le cumpla sus caprichos, ya verás como vuelve a mi, ya lo verás — dijo Cedrick aún sin mirar a aquella mujer que le miro con burla.
—Eso no pasará conmigo… sabes que siempre estaré para ti — respondió Bárbara con voz sensual
Él la vio de reojo.
— Te estabas yendo ¿no? — cuestiono el con enojo y hartazgo.
—Como sea… - dijo Barbara y salió de ahí…pensando "mañana será otro día…"
A la mañana siguiente…
— No puedo creer que estemos aquí… — mencionó emocionada una delgada y joven mujer de cabellos rubios cobrizos.
Estaban paradas por primera vez, de forma oficial, en las instalaciones del campus universitario.
—Pues créelo…estamos aquí, después de tanto maldito desvelo para ese examen — dijo la castaña que la acompañaba bajando del auto. — Es que esto no se tan genial que en serio no puedo creerlo, es simplemente fascinante — dijo la hermosa cobriza con evidente emoción.
— Lo que yo no puedo creer es que de verdad hayamos venido en esta carcacha — volvió a hablar la castaña viendo el pequeño carro blanco propiedad de su amiga.
—¡Oye! puede que sea viejo, pero es mío… — aseguró la cobriza viendo el pequeño Volkswagen escarabajo del 85.
— Además, nunca nos ha dejado botadas, lo mantengo en muy buen estado aún siendo un viejo auto — remato con orgullo la joven mujer.
—Claro, porque inviertes una fortuna en esa cosa… con lo que has gastado ya hubieras enganchado algo mejor…más moderno y menos ruidoso - dijo con fingido desprecio la castaña, mientras avanzaban por el estacionamiento.
—¡Sasha! ...— regañó la cobriza aunque reconocía que podría ser cierto.
— Sabes bien que mi mamá se opuso a que tuviera un mejor auto, según ella tengo que aprender a ganarme las cosas…y sinceramente creo que tiene razón — dijo la joven mujer con seriedad.
—Bien… se me olvidaba lo especial que es tu mamá…te daré el punto por esta vez — dijo Sasha sin dejar de avanzar hacia los edificios.
Aura Prince suspiró cansadamente.
— En eso tienes razón…mi madre es simple única — dijo más para ella misma Aura.
Su padre pudo haberle comprado un auto mejor, eso era obvio, pero su madre se opuso rotundamente, ella se esforzaba por "mantenerle los pies en la tierra" aun cuando su familia era muy prestigiosa y adinerada.
—Entonces vayamos por nuestros horarios y después a por las llaves de la habitación que compartiremos…será toda una experiencia dormir juntas — habló tras un tiempo la castaña Sasha Brown, a una distraída cobriza que veía con asombro y boquiabierta la grandeza del lugar y los diferentes edificios distribuidos delante de ellas.
—¡¿Qué?! ¿Pero que rayos haces allí? — preguntó sorprendida al verla parada.
— Aura ¿quieres cerrar la boca?, La gente nos está viendo raro… — mencionó ahora apenada Sasha, pues su amiga parecía maravillada con todo aquello, y los alumnos que como ellas, también llegaban, le prestaban demasiada atención.
—Es que no puedo creerlo, de verdad estamos aquí… somos oficialmente alumnas en Newton… - dijo con una sonrisa casi demasiado dulce Aura.
El par de chicas continuaron avanzando entre autos y el diverso alumnado, por supuesto, era todo un logro estar en ese sitio, ambas habían logrado la primera meta y era francamente emocionante.
— Pues nos esforzamos por ello… - dijo sonriente Sasha, todavía recordaba las largas noches de estudio para aprobar el examen de ingreso.
—Tienes razón…fueron noches demasiado largas, pero estamos aquí, finalmente - secundó alegremente la cobriza.
— ¡Ya no somos unas tontas niñas preparatorianas! — dijo con demasiada voz Aura.
—¡Claro que no! — respondió Sasha arrebatando el bolso de su mejor amiga.
— ¡Ahora, alcánzame si puedes! - retó infantilmente la castaña contrario a su afirmación.
—¡Oye! ¡Sasha! - gritó Aura, ahora su mejor amiga era la culpable de que todos las estuviesen viendo.
Inevitablemente corrió tras ella.
Tras un pequeño transcurso de tiempo logró visualizarla corriendo metros adelante… evadiendo a varios nuevos compañeros del lugar, logro casi alcanzarla, pero tras trastabillar su equilibrio este no fue el mejor, y terminó estrellándose contra un alto chico que recién bajaba de su auto, por supuesto, ambos cayeron al suelo.
—¡Auch! — se quejó aquel joven sobando su rodilla mientras se sentaba, mirando a la estúpida que había tropezado con el, observo que ella usaba un vestido azul y un ligero saco azul marino
— ¡Ah! ... ¡lo siento! — dijo ella avergonzada y sin atreverse a ver al chico sobre el cual estaba sentada ahora.
—Deberías fijarte por dónde caminas…¿Que eres, una maldita niña? - regañó el rubio molesto por el ridículo que aquella chica lo había hecho pasar.
— Oh mejor dicho, por dónde corres — varias personas se han detenido a ver el incidente.
Aura alzó sus ojos al rubio que también se había sentado y en el cual cabe decir, seguía montada.
— Te pedí ... disculpas — dijo ella nerviosa.
— Quítate — ordenó aquel rubio todavía molesto.
—¿Eh? — Aura no pareció entender al instante, pero luego de mirarse en la comprometida posición en la que estaba, enrojeció severamente.
—¡Oh! s-si… — mencionó ella con voz trémula y en un instante se levantó.
Él hizo lo mismo y levantó tanto su celular, como la pequeña maleta deportiva que traía, volteó a verla fríamente y de reojo.
— Novatos…siempre causando problemas — dijo con desprecio aquel rubio.
— Con ese comportamiento, mejor regresa a la escuela de la que saliste niñita — dijo con desden aquel rubio.
—¡Ah! ¿Que cosa has dicho? — Aura abrió la boca indignada, si de algo estaba orgullosa era de estar ahí, de ser una alumna más de Newton, ¿Qué se creía éste?
— ¿De que hablas? ¿No te das cuenta que tú también tuviste la culpa? — dijo Aura con indignación.
—¿Yo? — cuestionó el rubio indignado.
—C-claro… estabas distraído con el celular… — se justificó la cobriza.
El rubio se le acercó unos pasos hasta quedar de frente y se agachó a su altura, aquella chica era demasiado bonita, pero también muy bajita, era más tierna que cualquier otra cosa, parecía una muñeca.
— Yo no venía corriendo… — le recordó el y la recorrió de un vistazo sin recato alguno.
— Puberta —
Aura pestañeó un par de veces… ¿le dijo puberta? ¿Qué demonios se creía?, ella estaba por cumplir dieciocho años, casi era una adulta…abrió la boca para replicar, pero estaba tan molesta e indignada que no pudo decir nada y solo lo vio partir, el estúpido sujeto ni siquiera la volteó a ver.
— Aura… ¿estás bien? - preguntó la castaña cuidadosamente, ella había visto toda la escena y escuchado eso último, honestamente, luchaba por no reír.
—M-me… ¡Me llamó puberta! - dijo Aura volteando a verla.
Y Sasha no pudo más, estalló en una carcajada.
—¿De qué demonios te ríes? — cuestiono la cobriza que a la molestia inicial, se le agregó esta.
Tras varios segundos Sasha todavía lucía una sonrisa, pero negaba con la cabeza.
—¿Qué? ¿No le darás la razón o si? — cuestiono Aura y la vio con reproche.
—Bueno… - decía moderando la voz.
—¡Sasha! - regañó con indignación la cobriza.
—¡Ah, vamos Aura — intentó disolver su molestia.
— Tu tienes la culpa — dijo Sasha intentando no reír.
— ¿Que cosa? — dijo Aura con enojo
—No te enojes… — agregó rápidamente Sasha.
— Pero mira cómo te vistes, no es extraño que te llamarán Puberta — recalcó Sasha señalando el atuendo de la chica.
La cobriza dio un pequeño respingo y se trabajo.
— ¿Qué tiene de malo… mi ropa? — preguntó ahora nerviosa.
—¡Por Dios! ¿Lo dices en serio Aura? - cuestionó ahora preocupada la castaña.
— ¡Te vistes como una niña! Y lo diré, eso no tiene nada de malo, sin embargo, habrá personas como ese imbécil que no dudarán en hacerte burla por ello — dijo Sasha con seriedad.
— No es cierto… — respondió Aura algo dolida.
Sasha ladeó la cabeza en desaprobación.
— Vistes como cuando tenías doce… vestiditos, saquitos, zapatitos de piso…te ves realmente adorable, pero no como una adulta — respondió Sasha con seriedad.
—¿Y eso qué tiene de malo? ... a mí me gusta — respondió Aura con sentimiento.
—¡Por Dios! — volvió a decir Sasha exasperada.
—¡Luces como si tu mamá te vistiera! Y repito, no tiene nada de malo, sin embargo, habrá quien te lo hará notar como justo paso ahora — dijo Sasha negando.
—Claro que no… — respondio en voz baja Aura… aunque, la mayoría de la ropa que tenía, efectivamente, se la había regalado su mamá.
—¡Claro que sí!...es por eso que Greta siempre te molesta — dijo Sasha girando los ojos.
— Greta es una exagerada, ya deberías saberlo — dijo Aura también girando los ojos.
—Pero en esto tiene razón…— dijo Sasha intentando cerrar el tema.
Aura frunció el ceño.
—¿Crees que necesites un nuevo guardarropa? — cuestionó suplicando una respuesta negativa.
—Mph… olvídalo… — dijo Sasha enternecida.
— Y no le hagas caso, ese sujeto es un insufrible — dijo Sasha recordándole por qué inició toda esa charla.
—¿Lo conoces? — preguntó ligeramente sorprendida la cobriza
— Su nombre es Cedrick… y es un cabrón arrogante — dijo la castaña con molestia.
—Eso me queda claro… — mencionó Aura cuándo la castaña la tomó de la mano para, ahora sí, ingresar al plantel.
—Bien, esto es todo lo que necesitamos… las materias, los horarios, el croquis del campus… y… - habló la castaña -… las llaves de nuestro dormitorio— finalizó emocionada lanzando y sujetando en el aire dicho objeto.
—Fue una suerte que nos tocara juntas… - dijo sonriendo la pelinegra mientras hojeaba su carpeta con sus horarios.
—¡Vaya se nota que te emociona tanto! - reclamó indignada.
—¿Has visto esto? - mencionó del mismo modo Aura.
—En realidad no… - dijo despreocupada.
—Vamos Sasha… a eso venimos… a estudiar, son muchas clases… - dijo con algo de preocupación.
—¿Y me lo dices tú, que vienes siguiendo a Stephen? - recordó la castaña mientras la veía con reproche.
—Bueno… sí, pero… también quería estudiar aquí…
—Relájate, dicen que el primer año no es tan complicado…
—¿No es tan complicado? ... Historia del Análisis Económico, Finanzas Públicas, Desarrollo Económico, Probabilidad, Contabilidad, Inferencia Estadística, solo por mencionar algunas… ¿a eso le llamas no tan complicado? - enumeró unas materias de su listado.
—Ah cómo sea ... ¿para qué entrabas a Economía? ... Leyes no es tan complicado ...
—Papá insistió… el futuro de la empresa, ya sabes… - dijo con fastidio.
—Entonces no te quejes, no tenías de otra… pero mientras tanto ¡divirtámonos! ... ya a su tiempo nos convertiremos en ratones de biblioteca si tú quieres… - pidió mientras se ponía frente a ella y la veía a los ojos.
Sonrió contagiada —tienes razón… vayamos a ubicarnos y después dar una vuelta por el campus.
—¡Así se habla! ... o mejor a buscar a tu Stephen— ambas chicas se sonrieron con complicidad.