CAPÍTULO CATORCE Steffen se encogió bajo el látigo de su amo, agachándose y preparándose para ser azotado en la espalda una vez más. Se cubrió la parte posterior de la cabeza con las manos, tratando de protegerse del peor golpe. "¡Te pedí que quitaras la cámara cuando estuviera llena! ¡Ahora mira la porquería que hiciste!”, gritó su maestro. Steffen odiaba que le gritaran. Nacido deforme, con la espalda torcida con una joroba permanente, pareciendo prematuramente viejo, le habían gritado desde que era niño. Nunca se había llevado bien con sus hermanos, con sus amigos ni con cualquier persona. Sus padres habían tratado de fingir que no existía, y cuando tuvo la edad suficiente, encontraron una razón para echarlo de la casa. Se sentían avergonzados de él. Desde entonces, había sido