Math Evans Suspiro cuando la veo salir de la habitación, y siento cómo la presión en mi cuerpo amenaza con explotar. Haberla observado en el baño, dándose placer, fue un desafío imposible de ignorar. Cuando desperté, lo primero que hice fue buscarle algo de ropa, ya que la noche anterior la había dejado completamente llena de vómito. Lo que Oriana nunca supo es que pasé la noche a su lado, velando su sueño. Estaba tan ebria que, al llegar a la habitación, se colgó de mi cuello y comenzó a besarme con una necesidad desesperada. Juro que quise hacerla mía en ese mismo instante, pero no podía permitirme que su primera vez fuera así, de una forma tan burda y vacía. Se había guardado hasta esa edad, esperando ser amada como ella merecía, y no para perder su inocencia con alguien tan frío y d