Salieron de la cueva y estaban a punto de empezar a buscar cuando vieron a Johnathan subiendo la colina. Él agitó alegremente cuando los vio. Bred miró rápidamente a su hermana, cuyos puños cerraban y se cerraban.
Cuando Johnathan se acercó, se dieron cuenta de que llevaba una carga de fruta. “Hola”, les saludó. “No pude dormir, así que pensé en hacer una pequeña exploración por mi cuenta.”
“¿De dónde los encontraste?” preguntó Luuj.
“Oh, por todas partes. Crecen en los árboles cerca de la orilla. Son deliciosos.”
“¿Te has comido algo?” preguntó el capitán con dureza.
“Sí, bueno, alguien tenía que hacerlo. El único laboratorio que tenemos está de vuelta en la nave, y no vamos a ir allí todavía. Pensé que era el más prescindible aquí, así que actué como cobayo.”
“¿Cuánto hace que los
