Camila es una madre soltera de mellizos, que como todos los días va a trabajar en su restaurante, un lugar que con muchos esfuerzos a mantenido en pie.
Hoy como todos los días se levanta temprano se ducha mientras deja encendida la estufa con leche y huevos en ella, termina de ducharse muy a prisa como de costumbre mientras corre a la habitación a despertar a sus pequeños, mientras ellos cepillan sus dientes ella regresa a la cocina para preparar el desayuno, alimentarlos ,vestirlos, peinar tan rápido como puede y correr a dejar a sus hijos, Luna y Tony de ocho años a la escuela.
Llegan a tiempo a la escuela, justo antes de que suene la campana de entrada, despide muy amorosa a sus hijos con muchos besos y fuertes abrazos, entrega las mochilas a cada uno y los ve irse de la mano muy felices.
Hoy es el último día de clases, hay mucha emoción y eventos en la escuela. Apenas cierran la puerta Camila va caminando a su trabajo que está a unas cuadras de allí, empieza su rutina diaria, recoge su cabello en una coleta, abre el local va directo a su estéreo, sintonizando su música favorita, empieza a limpiar el lugar, enciende las luces, ordena todo y empieza a cocinar, las personas van llenando de a poco el lugar, ella es amable y bondadosa con sus clientes, sonríe dándoles la bienvenida y les desea un buen día al partir. Hay un hombre que pretende a Camila, pero ella, no tiene la más mínima intención de estar con nadie, ella se ha dedicado a sus hijos y se cerró al amor hace ya muchos años por las malas jugadas que le ha dado la vida. Este joven es apuesto, tiene un comercial de ropa, todos los días llega a comer al restaurante de Camila, y no es que no pueda pagar en un lugar elegante pero lo hace sólo para verla, aunque han desarrollado una amistad, él está enamorado de ella, pero la conoce bien y sabe que ella no quiere una relación. Todas las tardes llega, muy amable y aveces hasta conversan un rato.
-Hola, buen día señora Camila, ¿como esta usted? , ¿cómo están sus niños?. -Dice Adrián, amigo y cliente fijo de Camila desde hace dos años.
-Buenas, tardes Bienvenido. Bien gracias por preguntar, ¿qué se va a servir ? - Ella siempre muy amable .
-Me gustaría algo de sopa de vegetales con asado, gracias .
-Claro que sí, enseguida - se apresura a traerlo
-Cuénteme, como a tomado el viaje de los niños ? - suelta de la nada.
- ¿Quién se lo ha dicho ? - se sorprende. ─no, no me diga, ya lo sé... ─niega con la cabeza con una sonrisa.
-Su madre¡, Ella me ha comentado, que saldrán de viaje por sus vacaciones, pero que usted no irá, me ha pedido que cuide de usted .
-No puedes ser. Que pena, disculpe a mi madre, Ella es así, un poco... Ella - avergonzada sonríe.
-No hay problema , sabe que no me molesta en absoluto, si quiere puedo pasar por usted en la noche, para asegurarme que llegue a casa a salvo. ─sonríe intentando tocar su mano que está apoyada en la mesa, pero ella consigue quitarla antes de que el lo haga.
- No... No se preocupe, yo estaré, bien, será sólo dos meses tendré más tiempo para mi los niños estarán bien, mi mamá se distraerá, en fin .
- Bueno, está bien... si necesita algo, no dude en pedirlo, ¿si?.
-Claro... gracias por decirlo - sonríe amable aunque está algo incómoda por lo que ha dicho.
-No, gracias a usted, bueno la dejo - se despide con un apretón de manos, pues la manera de ser de Camila no lo ha dejado avanzar más.
Llega el mediodía y sus mellizos llegan de mano de la madre de Camila .
Los niños como siempre corren eufóricos a besar y abrazar a su madre, quien ya tiene preparado lo que los pequeños van a estar. Comen algo y realizan sus tareas en un rincón que su madre preparó para ellos, mientras ella y su madre atiende a los clientes, a la vez supervisan a los niños, realiza todas sus labores, ¡ha sido un buen día!.
Regresa temprano hoy a casa, junto con su madre e hijos ha terminado todo lo que tenía para vender, preparó algo sencillo de cenar, se dan una ducha los niños, van a la cama, mientras su madre prepara sus maletas, pues los niños viajarán con su abuela.
Los niños pasarán dos meses en casa de su padre, junto con su abuela .
Camila por la manera en que terminó la relación con el padre de sus hijos, no viajará con ellos y se quedará en casa, además debe encargarse de su negocio.
La madre de Camila, apenada por no poder ayudar a su hija en vacaciones, consigue una chica que la ayude, mientras ella estará de viaje junto con los niños.
─He conseguido a una chica que te ayude desde mañana en mi lugar. ─la sorprende de la nada.
─Pero mamá, yo podía haber hecho todo sola ─renegó
─No... claro que no ─se niega rotundamente. ─en vacaciones hay mucha más gente y lo sabes ─advierte, sabiendo que su hija no dirá que necesita ayuda, aunque así sea..
─Esta bien... ¿y quién es? ─deja de lado lo que hace para entrar en detalles.
─Es hija de una vieja amiga, su nombre es Vanesa, tiene 20 años y necesitaba un trabajo urgente así que le dije que podía trabajar contigo ─trata de convencerla pues sabe que es exigente.
─Esta bien, espero sepa cocinar bien y tenga paciencia para atender ─advirtió.
─Claro que sí... hablé con su madre y dije que la chica era muy buena cocinera ─recomienda con gestos graciosos.
─Está bien... Ahora ve a dormir que mañana saldrás de viaje con los niños y te necesito muy descansada. ─dijo cerrando las cortinas de las ventanas y poniendo cerrojo a las puertas con gran nostalgia ya que era la primera vez que se separaba de sus hijos.
Por un par de minutos permitió que su mente regresara a esos días, esos momentos en los que perdió todo de la noche a la mañana, su casa, su vida, su familia. No quería dejarlo ir, y le dolió tanto que casi la mató, ¿como podía ahora ceder a algo tan difícil como enviar a sus hijos con él?. Aunque algo que ella siempre iba a reconocer pese a lo mal que fue tratada, es que los abuelos de los niños los aman demasiado, ya que su parecido con su padre era casi exacto, incluso en la niña.