Prólogo
Joseph
Estábamos impacientes y ansiosos esperando a Abril Villavicencio, según teníamos entendido, esa mujer era la reencarnación de Marina, la hechicera a la que debíamos neutralizar para acabar con ella, de una vez por todas, en la próxima luna azul, la que ocurriría en unos meses. También, debo admitir, nos asustaba el hecho de tenerla en nuestra casa, sabíamos lo poderosa que era y, aunque dentro de nuestro hogar no había peligro de que usara su magia, no podíamos evitar sentir cierta intranquilidad. Por primera vez, después de casi quinientos años, la tendríamos tan cerca de nosotros y, se suponía, no en una lucha. Año tras año y siglo tras siglo, hemos intentado mantenernos con vida para este momento, escapando, escondiéndonos, para lograr llegar a este tiempo y poder, de una vez y para siempre, romper con la maldición de Marina en nuestras vidas.
¿Cómo dimos con ella? Manuel, que venía escapando de Ricardo, nos avisó que la bruja Marina había reencarnado y que pronto estaría disponible para ser secuestrada, bueno, ese "pronto" tardó diez años. Hasta hoy, que él logró rastrearla y la traería con nosotros antes de poseer todos sus poderes. Se suponía que era igual a la Marina de hace quinientos años. Mi hermana. O la que fue mi hermana antes de convertirse en el ser monstruoso que volvió del inframundo. Sí, porque en el cuerpo de mi hermana habitaron... dos almas.
ΨΨΨ
Max
Notaba a Joseph nervioso, bueno, no solo yo, todos lo notábamos, hoy, después de quinientos años, se volvería a encontrar cara a cara con su hermana. Hace cinco siglos, acabar con ella fue mucho más fácil, ella había arruinado nuestras vidas, matado a nuestros seres queridos y buscaba asesinarnos. Aunque hoy en día la situación no había cambiado, solo en este tiempo, ella volvió a aparecer en el mismo cuerpo con el que la conocimos.
¿Qué pasaría cuando Joseph la viera? ¿Sería capaz de hacer su parte, llegado el momento?
Yo lo entendía. Aunque no era el mismo caso, si mi prima, Isabel Castellán, volviera a la vida, la seguiría defendiendo.
No. No tenía relación alguna mi prima con la maldad de Marina. Sacudí la cabeza para concentrarme en lo que estábamos. Nick me miró interrogante, sabía mis pensamientos, pero no entendía. ¿Por qué el recuerdo de Isabel había vuelto a mí? ¿Sería que su alma regresaría junto con la de Marina? No, Marina e Isabel no tenían nada que ver, eran dos almas diferentes. Isabel me amaba. Éramos como hermanos. Yo era su hermano. En cambio, Marina... Marina era un ser despreciable y horrendo.
Dos mujeres. Dos cuerpos. Dos almas...