—Totalmente respetable, pero no sabes lo decepcionado que estoy. Te gusta el pop de hoy en día. —Se lamentó. Metió la mano en la guantera, rebuscando entre los papeles y el chaleco reflectante—. No tendrás por casualidad un disco de Taylor Swift aquí, porque esa chica Lorde suena igual que ella... —¿Puedes, por favor, no...? Oye, deja de hacer eso —ordenó, estirando el brazo para detenerlo—, no me gusta que desordenen mis cosas. O que desordenen mi música, por cierto. —Es que tienes un gusto muy censurable. —No sabes cuáles son mis gustos. —Buen punto. Dime tu cuenta de Spotify. —No tengo Spotify. —Marco se llevó una mano al pecho, exagerando una exclamación. Ella apretó los labios para no reírse. Es una broma, sí tengo. Pero es algo privado. No voy a contarle a alguien que critica a