A medida que transcurrían las semanas, el general Murray tomaba medidas cada vez más drásticas para suplir las deficiencias de las tiendas que tenía Quebec. Ordenó una encuesta de los adheridos al campamento y descubrió casi quinientas setenta esposas y otras mujeres; bocas que alimentar y, sin embargo, brazos que no llevaban ni un solo mosquete.
Murray redujo las raciones de las mujeres a dos tercios de las de los hombres y les ordenó que trabajaran apilando madera, llenando sacos de arena o atendiendo al siempre creciente número de enfermos. Cuando los hospitales General y de las Ursulinas no pudieron hacer frente al número de enfermos, el general Murray creó un nuevo hospital militar, con las esposas como enfermeras.
"¿Yo, una enfermera?" Harriette soltó su tosca carcajada. "Querido D
