Capítulo 27.

1868 Words
POV ÁNGEL Contemplé a Hannie dormir tan tranquila y sin preocupaciones alguna. Estaba tan feliz de que ella también dijera que me amaba. Esperaba el momento indicado ya que, no dudaba de lo que ella sentía por mi fuese real. Ella empezó a amarme como yo a ella. Acaricié su cabello y dejé un beso en la frente. Vi como ella arrugaba un poco su nariz y se acomodaba más en mi pecho. Lamentablemente yo tenía que ir a trabajar. Y de una vez por todas preguntarle a mi amigo por lo qué había hecho. Ya que hace días que me evita a toda costa. Me está empezando a molestar su actitud. Entiendo que tal vez tenga y sienta vergüenza. Pero era consciente de lo que hacía y con quién. Dejé esos pensamientos y me dediqué a despertar a Hannie. Con besos como cada mañana pasaba. -Hannie...despierta mi cielo. Vamos.-Susurré. Al contrario ella sólo dejo un beso en mi pecho.- Sé que estás despierta.-Susurré.- -Estoy cansada.-Dijo con voz pesada. Reí para mis adentros. Hicimos el amor hasta el amanecer. Una que otra vez interrumpidos por Luam. Pero nada que un poco de atención y mimos para ella no solucionarán.-Quédate conmigo.-Pidió.- -Es lo que más quisiera.-Dije.-Pero tenemos responsabilidades.-Suspire.-¿Irás al trabajo?-Pregunte.- -No.-Hannie abrió los ojos. Mostrando su hermoso color marrón.-Hoy no tengo cabeza para el trabajo.-Sonreí.- -¿Entonces para qué?-Levante una ceja. Ella sé encogió de hombros.- -Otras cosas.-Su rostro había tomado un ligero color rojo. Observé con cuidado cada detalle de Hannie en éste mismo instante. Su cabello estaba despeinado, sus ojos marrones brillaban. Una linda sonrisa estaba en sus labios. Su cuerpo estaba cubierto por la fina tela de una de mis camisas. No pude evitar querer darle tantos besos como podía, y aprovechar el momento que tenía.-¿Sucede algo?-Pregunto y negué.-¿Entonces?.-Levantó una ceja.- -Solo me parece maravilloso tenerte aquí conmigo.-Sonreí.-Imaginar que podre tenerte en mis brazos me da la fuerza suficiente para seguir el resto del día por más pesado que sea. Me encanta saber que esperas por mí los turnos largos. Contigo puedo sentirme completa.-Hannie ocultó su rostro en mi pecho. No dudaba que ahora mismo estuviera sonrojada.- -Eres un cursi.-Susurro. Solté una carcajada, paré cuándo ella con un puchero en los labios me miraba.- -Sacas la parte romántica y cursi de mi. Y eso es lo que amo de ti, hermosa. Cambias por completo las cosas. No sólo tú, Luam también.-Ella sonrió.- -Me alegra escuchar eso.-Dejo otro beso en la frente de Hannie. El resto del tiempo la pase mirando con esos besos robados, abrazos y una que otra caricia. Cuándo Luam despertó al parecer también estaba feliz pues, la pequeña estaba que reía y sonreía por todo. Sentía un extraño calor en mi pecho cada vez que las veía. Cada que veía a Hannie con Luam en brazos y está se emocionaba siempre que la veía. No sólo eso, también me hacía sentir extraño cuándo ésa pequeña reclamaba mi atención y sé tranquilizaba cuándo la tomaba en brazos. Me sentía extraño cuándo los tres estábamos juntos. Sentía que tenía junto a Hannie una familia. Luam aparentemente pensaba que yo era su padre. Y para ser sinceros eso no me molestaba, al contrario. Luego de saber que Hannie y Luam estaban bien y seguros. Esperaría unos años o quizás meses más para pedir la mano de Hannie y tenerla siempre conmigo. Ella me hacía sentir bien conmigo mismo. Ver que aún luego del dolor existe felicidad, sólo tenemos que saber en dónde y con quién buscarla. Me sentía afortunado de tener a mi lado a una mujer cómo Hannie. Y una hermosa pequeña que a pesar de no ser mía de sangre, alegraba mis mañanas. (...) El día en el hospital había empezado agitado. Inmediatamente había pisado el suelo del hospital mi secretaria y compañeros de trabajo se lanzaron sobre mi. En unas cuantas horas ya había hecho el control de algunas 6 madres primerizas, ansiosas y curiosas de saber todo sobre la pequeña criatura que crecía en sus vientres. Yo con todo el gusto y paciencia les respondía todas sus preguntas, desde la más mínima a la más importante. Luego de unas cuantas horas más atendí el parto de algunas 8 mujeres. La mayoría también son primerizas. Excepto la última de ellas, está pasaba por su tercer y último hijo. Sí un día muy movido a decir verdad. Me encontraba en la sala de descanso tomando un café bien cargado que me mantendría alerta. No muy lejos vi a Max, al parecer escapaba de mi. Como siempre. -¡Stone!-Grite lo suficientemente alto para que me escuchara.- Afortunadamente se había detenido, no con muy buena cara o ganas de hablar. -Que sea rápido Brooks, no tengo mucho tiempo.-Dijo. A pesar de ser amigos cercanos nos llamábamos por nuestros apellidos en el trabajo.- -Oh, te aseguró que será rápido.-Sin más lance mi puño contra su mejilla. No tan fuerte como para dejarle un moretón ni tan suave como para que no lo sintiera. -¡Mierda!-Se quejó.- ¿¡Por qué fue eso!?-Me miro entre confundido y molesto.- -Porque Hannie ya te rompió la nariz.-Dije empezando a fruncir el ceño molesto.- -Ah sí, hizo un buen trabajo.-Dijo sarcástico.- -Quiero que me expliques qué diablos fue eso que hiciste con Adriana.-La cara de mi amigo se puso pálida.- -Lo que me faltaba...Joder...-Maldijo en voz baja.- -Adelante soy todo oídos.-Hice que se sentara en una de las mesas que estaba más cercana.- Me hizo caso y se sentó frente a mí. Note que Max no tenía muchas ganas de hablar. Pero eso no me importaba, tenía que saber cómo había empezado todo eso entre él y Adriana. -Puedes empezar.-Dije serio. Él solo suspiró.- -Si lo que te imaginas es que, yo la seduje estás equivocado. Las cosas no sucedieron así.-Empezó a la defensiva.- -No soy quien para juzgar.-Respondí.-Continua.-Max asintió.- -Todo empezó cuando me invitaste a la playa con ustedes. Hannie y tú se habían ido a pasar su tarde de pareja, yo me quede con Adriana porque inmediatamente pensé que cualquier mal nacido pudiera hacer de las suyas.Quise protegerla.-Asentí.- «A cambio el que terminó lastimándose fuiste tú, amigo.» -Desde el principio ella malinterpretó las cosas, confundió la amabilidad con el cariño y luego con el amor. Yo le insistí para que se alejara. Pero ella no quiso hacer caso, me pidió que le mostrara las cosas que ella desconocía y yo lo hice. No pude detenerme cuando me beso y me confeso que era su primer beso y estaba empezando a enamorarse de mi.-Pausó.-Incluso me dijo que quería algo conmigo.-Dijo.- -Y no te negaste aun, cuándo tú Max tenias novia. Pudiste decirle lo te tu relación con Mónica y dejar las cosas en claro con ella.-Dije serio.- -No lo entiendes...simplemente no pude detenerme.-Suspiro.- -¿Sientes lo mismo que ella por ti?.-Pregunté esperando una respuesta rápida.- -No.-Respondió.-Solo que es inevitable la atracción entre nosotros, no sé qué me pasa cuando la veo. pero no quiero que otro la tenga.-Fruncí el ceño.- -Estás siendo egoísta Max, no quieres que otro la tenga pero tampoco quieres que esté contigo. Lo mejor para todos, sobre todo para ella, es que la olvides. Justó cómo hizo ella, sé fue sólo para olvidar el dolor que le provocaste.-Al terminar de decir eso los ojos de mi amigo se abrieron cómo platos.- -¿Se fue?-Sentí extrañado.-¿A dónde se fue?, ¿cuando lo hizo?-Levanté una ceja.- -No lo sé precisamente.-Mentí. Como Adriana era hermana de Hannie, era mi cuñada y era mi deber protegerla.-Hace como un mes más o menos que sé fue, pero Hannie no me dijo a dónde.-Max tiró de su cabello.- -Maldición...-Me levanté.- -Piensa en lo que te dije. Tienes una relación con Mónica, a la cual amas, ¿no es así?.-Max se encogió de hombros.- -Por supuesto que la amo.- Asentí.- -Entonces no hay nada más que hacer. Deja que ella sea feliz con quién sea, además es joven y está viviendo la vida. Por una mala experiencia no se estancara.-Max frunció el ceño.- -¿Quieres decir qué yo fui esa mala experiencia?.-Asentí.-¡Oye!-Se quejó.- -Mejor centrémonos en el trabajo.-Reí un poco.-El día tiene pinta de ser algo largo.- -Si. Mejor vamos.-Sin más que hacer o decir cada quien tomó camino a sus responsabilidades. Max también era un hombre joven y sé que no se quiere estar en una relación sería aún, Pero eso no le da el derecho a romperle el corazón a una chica tan dulce e inocente cómo Adriana.- Terminaba de echarle un vistazo a unos documentos sumamente importantes, los cuales tenía que autorizar. Se trataba de algo que ya venía conociendo desde hace mucho. Un embarazo adolescente. La chica tenía 17 años. Según su historia fue a una fiesta de mayores y se acostó con un desconocido. Quizás sus amigas la invitaron a ir, los jóvenes querían vivir la vida de manera apresurada. Algunas en la mayoría de los casos solo lo hace por aceptación de su grupo. Sabía que la vida sólo era una y también corta pero, todo llegaba a su debido tiempo. Así como yo esperaba a una mujer como Hannie, luego de mucha paciente espera, ella está conmigo. Y no pienso dejarla ir. No si el destino así lo quiere y llega el momento de dejarla ir. Aunque la sola idea de pensar en eso, me hacía sentir mal. Deje los documentos ya firmados en mi mano. Salí de mi oficina y le entregué los documentos a mi secretaria. Me entretuve hablando con ella, pues esta también estaba embarazada de su segundo hijo y quería que yo me hiciera cargo del control de su embarazo. Hubiéramos seguido platicando de no ser porque una voz interrumpió. -Angel Brooks.-Mi vista se posó en Paulina. Un mal presentimiento recorrió mi cuerpo inmediatamente.-¿Cree que podamos hablar?-La mire con sospecha.- -Estoy ocupado en este momento.-Dije mirando a mi secretaria. Por ningún motivo quería hablar con ella.- -Ya veo...-Paulina había fruncido el ceño.- -Oh...por mi no hay ningún problema. Lo veo mañana, doctor Brooks.-Maldije en mi mente. y sin alguna otra escapatoria me aleje de mi secretaria.- -Por lo que veo, te llevas bien con tu secretaria.-Puse mucha atención a los ojos de Paulina. Por estos pasaron un brillo casi extraño. Entonces las palabras de Max llegaron a mi cabeza.- Paulina veía a todas esas mujeres cerca de mi, luego de la nada pasaban accidentes. -Me estaba contando sobre su embarazo.-Me apresure a decir.-El próximo mes tiene que ser su revisión.-Ella asintió.- -Como sea.-Hizo un movimiento con su mano.-Quería hacerte una pregunta importante.-Sonrío de la nada.- -Por supuesto.-Respondí algo desconfiado.- -¿Cómo está Hannie?-Pregunto.-Digo, seguramente luego de ese incidente en su departamento quedó muy mal.-Entonces todas las alarmas se dispararon. No había dicho una sola palabra sobre lo que le sucedió a Hannie, ni siquiera Max lo sabía. j***r Hannie no le había dicho nada a nadie todavía.- Los latidos de mi corazón se dispararon. Cada una de las mujeres que sufrió un accidente por estar cerca de mí, no fue solo una coincidencia o mala suerte.  Claro que no. Paulina era la responsable.
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