Capítulo 5.

2586 Words
La cuna la compraremos en otra ocasión. Corrí al ver un vestido de color morado suave. Lo observé mucho imaginando cómo se veía mi corazón martilleaba fuertemente cuándo dijo qué sería algo así cómo una cita. Me explicaba, yo no había tenido muchas citas puesto que éstas siempre terminaban en decepción y por eso prefería estar en la oficina pero ahora era diferente. Con Ángel me sentía bien, no había explicación alguna sólo que me hacía sentir bien conmigo misma. Además era imposible que yo no suspirara por esos ojos azules que tenía. -¿No vamos?-Preguntó y asentí.- -Vamos.-Sonreí. él hizo igual y nos encaminamos a una de las tiendas de bebés más cercanas. Todo era tan colorido como lindo. Había ropa para bebés de todas las edades. Los colores eran pasteles y divididos en secciones. Nos dirigimos a la ropa de recién nacidos, específicamente a la de niñas.- Quería llevar todo lo que veían mis ojos. Con gloria nunca pudimos comprar ropa para su bebé ya que nunca se dejaba ver. Ahora podía comprar con la suficiente seguridad y estaría bien. Lo primero en llamar mi atención fue un lindo mameluco color rosa, su diseño era de un osito. -¿Te gusta ése?-Di un saltito en mi lugar. Ángel sonrió.- -Si. la verdad es qué es muy bonito.-Me encogí de hombros.- -Entonces llevémoslo.-Dijo y asentí.- Literalmente llevábamos todo lo que veíamos, vestidos, zapatitos, medias, ropita etc. Compramos todo lo necesario para Luam, entre ellos biberones y demás, la ropita Luam en él y la idea me encantó al imaginarlo. -Oh...¿el vestido es para tu hijita?-La voz de una señora mayor me sacó de mis pensamientos.- -De hecho sí.-Me encogí de hombros.- -¿Madre primeriza verdad?- Asentí.- -Si, no puedo evitar querer llevar todo lo que veo.-Dije.- -Comprendo hija, también me pasó.-Sonrió.-¿estás embarazada?-Negué.-Que raro tienes pancita.-Hice una mueca.- -¿Ah?-¿Me había dicho gorda? o lo estaba alucinado.-No, no estoy embarazada.-Dije.- -Entonces ya diste a luz.-Afirmó.- y seguramente ya tienes que estar casada, ¿Dónde está el padre de la bebé?-Preguntó.- -Bueno yo...la verdad es qué...-No sabía qué responder.- -¿Hannie?-La voz de Ángel nos había interrumpido.- -Aquí estoy Ángel.-El sonrió de lado.- -¿El es el padre de la bebé verdad?-Mire con ojos abiertos a la señora.-son una linda pareja de jóvenes.-dijo.- -¿Disculpe?-Ángel estaba totalmente divertido.- -No tienes porqué disculparte querido.-Sonrió la anciana.-¿Cuantos años llevan casados?-Preguntó.- -Uhmmm... a nosotros se nos hace tarde ¿sabe?, vámonos Ángel.-Me sostuve de su brazo.- -¿Tenemos que irnos? me gustaría seguir hablando con la señora.-Dijo divertido.- -¿Y donde fue su luna de miel?-Mi rostro se puso rojo de la vergüenza.- Trágame tierra. (...) -La habitación ha quedado mejor de lo esperado.-Había dicho Ángel. Asentí estando de acuerdo. Por otro lado, me era difícil no mirarlo de píes a cabeza. Llevaba unos pantalones n***o algo holgados, una musculosa blanca y su cabello estaba un poco alborotado. Se veía muy sexy.- -Estoy que no espero más para cuando Luam este aquí.-Sonreí.-Quisiera por fin tenerla en mis brazos y cuidar de ella, se veía tan frágil en la incubadora...luchando por su vida...-Susurre.- -De verdad es admirable la forma en la que hablas de ella.-Levanté la mirada para ver a Ángel. su mirada estaba puesta en mi.- -Bueno...la verdad es qué yo...-No era capaz. No era capaz de decirle que yo nunca podría tener hijos. Luam era todo lo que me quedaba de mi mejor amiga, y con ella podría cuidarla y amarla.-Es lo menos qué puedo hacer por mi amiga. nunca mencionó que su parto era de alto riesgo.-Mordí mi labio.- -Es cierto que debió decírtelo para que no sufrieras al no poder hacer nada por ella.-Dijo Ángel.-Pero se sacrificó su propia vida y hacer que la pequeña viviera, se que saldrá adelante sí te tiene a ti Hannie cómo madre.-Me había quedado sin habla. Éste hombre era capaz de dejarme con la boca abierta.- -Creo que lo mejor sería que nos acercamos.-Trague saliva con dificultad.-Estamos todos manchados.-Dije.- -Pues sí, gracias a qué nos ensuciamos la habitación ha quedado fantástica.-Sonrió.-Digamos que se necesita ensuciarse un poco las manos para que las cosas queden bien hechas.-Asentí estando de acuerdo.- -Tienes razón.-Miraba la que pronto sería habitación de Luam. También necesitaba mirar a otro lugar que no fuera Ángel, de lo contrarió me daría un paro cardíaco.- -¿Sabes algo? te falto un poco aquí.-Quedé sorprendida cuándo Ángel mancho mi nariz con pintura rosa.-Ahora sí.-Soltó una carcajada.- Juraba qué podría quedarme siempre escuchando su risa, era limpia y te contagiada a reír con él. -Eso no fue muy profesional Doc.-Chasquees mi lengua. Tomé una brocha pequeña y me acerqué a Ángel, quién me miraba divertido. Dirigí la brocha a su pectoral derecho el cuál estaba cubierto por la polera que traía puesta.- -Era mi favorita.-Levantó una ceja. No evité reír por su cara, era adorable.- Así comenzó una guerra con pintura color rosa. Mi rostro y partes de mi cuerpo estaban cubiertas de pinturas, Ángel por igual, debía admitir que era divertido estar así jugueteando cómo si fuéramos niños. Unos minutos después seguíamos riendo y burlándose del desastre del otro. -Que desastre.-Negué con la cabeza.- -No es nada que agua y jabón no puedan limpiar.-Dijo.- -Lamento mancharte de pintura.-Sonreí.-Pero tú empezaste primero.-Dije.- -No importa quién empezó, la cuestión aquí es qué tenemos que limpiarnos.-Respondió divertido.- -Es cierto. dejaré que te limpies primero, lavaré la ropa.-Agradece que además de una musculosa Ángel había traído consigo una camisa azul a cuadros.- Caminé hasta la puerta. Preparamos algo de almorzar antes, aunque pensándolo bien se nos hizo de noche por estar jugueteando con la pintura. -Tienes razón. lo mejor será que me desvista.-Gire mi cabeza lo más rápido posible para ver a nada más que Ángel sin su musculosa puesta. Sus abdominales estaban a la vista, sus brazos se marcaban más de lo que recordaba, sus pectorales podían apreciarse más.- Antes de darme cuenta, Ángel estaba a una distancia muy corta de mí. Mi respiración se aceleró por completo, y es qué j***r ¿Cómo no ponerse nerviosa con un hombre así?. -El rosa es un color que te queda bien.-Sonrió ladino.- -Yo...uhmmm...¿por qué t-tu?-¡Genial estaba tartamudeando!, ya no eres una niña para estar nerviosa Hannie, ¡Madura!.- -¿Yo?-Retrocedí unos pasos, maldecía mentalmente cuando choque con la pared a mis espaldas, Ángel llevó su brazo derecho contra la pared, teniéndome totalmente acorralada.-La vista es mejor desde aquí. Te vez hermosa.-Susurro.- -Gracias...-Susurre de igual manera. Ángel aproximó su mano libre a mi rostro, su tacto hizo que inmediatamente mi cuerpo sufriera un escalofrío.- Cerré los ojos al sentir su respiración mezclarse con la mía. Tenía una enorme necesidad de besar sus labios. ¿Cómo serían? ¿Cómo se sentirían sobre mí?, ¿por qué de pronto tengo tantas ganas de saberlo?. -Tenemos que limpiarnos, de lo contrario podríamos enfermarnos.-Mis ojos se abrieron cuando Ángel ya no invadía mi espació personal. Sonrió ladino y me entregó su musculosa.-Una vez que terminé yo podría lavar tu ropa.-Dijo.- -¡No!-Chille. no quería arriesgarme a que viera uno de mis sostenes u bragas.-Digo...yo puedo lavarlos, aquí ahí tres baños. puedes estar tranquilo.-Sentía cómo el calor se apoderaba de todo mi rostro.- -Vale.-Se encogió de hombros y salió de la habitación. no mucho después escuché la regadera abrirse, me dejé caer en el pisó lentamente mientras suspiraba.- Llevé mi mano hasta mi pecho dónde mi corazón golpeaba fuertemente. Quizás Ángel era alguien qué disfrutaba de las bromas a pesar de ser un doctor. sí, seguro era eso. Decidí levantarme y preparar algo para Ángel y para mí. Mi estómago rugía por algo de comida y yo no era quién para negarme a mí propia hambre la verdad. Había ordenado una pizza y algo para beber. Esperaba paciente hasta qué luego decidí que lo mejor era darse una ducha. Claro qué antes puse a lavar la musculosa de Ángel, la cuál tenía su olor. Usaba un perfume muy masculino. El cuál desdé ahora se convirtió en mi favorito. Caminé hasta mi habitación. Era grande y espaciosa, tenía un gran armario para mis cosas. Un baño en la misma habitación, En sí el departamento era grande, tenía tres baños, uno para invitados, uno en el cuarto de Luam y uno en mi habitación. Una gran cocina, sala de estar también espaciosa y un lindo balcón para tomar aire. Me quité mis prendas, toda mi ropa quedó manchada, la lancé al canasto de ropa sucia y caminé hasta mi baño. Abrí la llave de la regadera, de inmediato agua cubrió todo mi cuerpo. Suspire mientras me preguntaba qué estaría haciendo Ángel ahora mismo. ¿ya habría terminado?. Me sonroje al pensar que todavía podía estarse duchando. digo éramos un hombre y una mujer. en el mismo apartamento. Tomábamos una ducha. Quizás él ahora mismo estuviera desnudo. -Ya deja de pensar en el cuerpo del doctor Hannie...-Susurre. Me concentré en terminar de ducharme sin pensamientos indebidos sobre el cuerpo del doctor.- Pero era imposible no imaginar su cuerpo. (...) Terminaba de vestirme y secar mi cabello. No había tardado más de 5 minutos en la ducha, ya que la voz de Ángel hizo que me apresurará todo lo posible. En menos de lo que cantaba un gallo ya estaba lista y vestida. Me di una última mirada al espejo, llevaba puestos unos pantalones ajustados hasta las rodillas de color crema. Una blusa de mangas blancas y mi cabello hecho una cola de caballo. Empezaba a hacer calor y no me apetecía estar con el cabello suelto en estos momentos. Salí de mi habitación y cerré la puerta. caminé hasta la cocina justo dónde sé escuchaba la voz de Ángel. -Que bueno que ya estés lista.-Dijo con voz tranquila. Mi boca se hizo agua al notar que aún seguía sin su playera.- -Dios...tu ropa.-Susurró avergonzada.- -Aun no esta lista, en poco tiempo lo estará.-Me guiño un ojo.- -Claro, yo ordene pizza ya debería de estar aquí.-Justo cómo si los dioses me hubieran escuchado el timbre anunció a alguien.-Yo voy.-Dije sin dejar a Ángel responder.- Tenía que evitar que sé acercará tanto. no es que me cayera mal o no quisiera estar con él. ¡Todo lo contrarió!, me sentía extraña cuándo él estaba cerca. Él lograba ponerme nerviosa. ¿Eso era normal?, no lo sabía pero no era normal en mí ponerme tan nerviosa. -Hola. pizzería panucci. ¿Hola?-Me apresuré y abrí la puerta. el chico sonrió.-Aquí está su pizza de queso y refresco.-Dijo.- -Muchas gracias.-Saque el dinero de mi bolsillo derecho y extendí el dinero, a cambió el chico me entregó la pizza y el refresco.- -Gracias a usted señorita.-Sonreí y cerré la puerta. Me giré para encontrarme a Ángel con los brazos cruzados y una ceja alzada.- -Permíteme.-Dijo tomando la pizza y el refresco.-¿de qué es la pizza?-Pregunto.- -Queso.-Respondí.- -Buena elección.-Sonrió. Ambos tomamos rebanadas de pizza y se apreciaba cómo el queso se había derretido. Ángel soplaba la pizza con cuidado, aún así en ningún momento despegó la mirada de la mía.- Nuestra conversación continuó amena por así decirlo. Ángel me contaba cosas del hospital. Para ser exactos él era un ginecobstetra. Siempre le gustaron los niños, y ver cómo se desarrollaba el embarazo de las mujeres. Un sin fin de cosas más. Me había contado que en su primera vez atendiendo un parto no sabía qué hacer y terminó todo empapado puesto que la fuente de su paciente se había roto. -Lo juro, no sabía qué hacer. Era mi primera vez en un parto. Nunca pensé que una mujer se pusiera histérica en su parto. Pero mi maestro nos advirtió de eso.-Dijo riendo.- -Seguramente fue un desastre.-No evitaba reír también.- -Lo fue.-Afirmó.-Después de todo nadie sabe cómo hacer las cosas, se necesitan años para ya saber que hacer y estar calmado.- Sonrió.- Ninguno dijo nada después de eso. Un silenció se instaló en el departamento. mi atención estaba enfocada en los ojos de Ángel, Eran hermosos. estoy segura de qué si tienes hijos éstos podrían tener sus hermosos ojos. A diferencia de mí que ya no podría. Nunca más... -¿Qué te tiene triste?-La voz de Ángel resonó en mis oídos.- -¿Disculpa?-No entendía a qué sé refería.- -Veo tristeza en tus ojos Hannie...quiero saber qué puedo hacer para que ésa tristeza desaparezca de una vez y para siempre.-Baje la mirada.- No sabía cómo responder a eso. Odiaba ser tan transparente. Nadie nunca sé había fijado de lo que realmente sentía excepto Gloria y ella ya no estaba. El timbre llamó nuestra atención. Me incorporé y Ángel igual. -Tu camiseta ya tiene que estar lista.-Susurre.-Iré a abrirse la puerta.- -Vale.-Respondió Ángel. Observé cómo desaparecía por el pasillo.- Suspiré y caminé hasta la puerta. Seguían tocando el timbre con insistencia. Seguramente sería el chico de la pizza nuevamente, quizás no el  dinero suficiente. o quizás un vecino. Pues dudo qué sea alguien del trabajo, no esperaba visita alguna. Abrí la puerta encontrándome con mi padre. Estaba extrañada de que estuviera aquí, pero lo que más me llamó la atención fue qué Connor Blair estaba ahí a su lado. -¿Qué hacen aquí?-Pregunte no confiada del por qué de su visita.- -Un hola no estaría demás Hannie.-Hablo Connor.-Te mudaste y no dijiste nada.-Su ceño estaba fruncido.- -Había avisado a mi familia que es lo importante.-Respondí cortante.- -¿Que acaso yo no soy importante también?, soy futuro socio de la empresa también.-Dijo.- -Eso es diferente.-Rodé los ojos.- -Ya basta ustedes dos.-Interfirió mi padre.-Hannie estamos aquí para saber del por que de tú ausencia en la empresa, no puedes simplemente desaparecer y dejar a cargo al vicepresidente.-Mi padre también tenía el ceño fruncido.- -Estaba descansando papá, ¿sabías qué no soy un robot verdad?-Fruncí el ceño.-Sabes que Gloria murió además de que hace no mucho estuve en el hospital.-Gruñí.- -¿Tu amiga murió?- preguntó Connor incrédulo y asentí.-Lo siento.-Dijo.- -No es nada.-Respondí.-Digan para que vienen, tengo cosas que hacer y atender.-Suspire.- -Respétame Hannie, soy tu padre.-Gruñó.-En cuanto te recuperes tienes que ir inmediatamente a ocupar tu puesto, luego hablaremos de cosas importantes.-Resople.- -Si lo que te preocupa es la empresa padre en poco tiempo estaré de vuelta, sólo necesito descansar un poco más.-Dije.- También tengo que decirte algo importante.-El asintió.- -¿Por que no nos invitas a pasar Hannie?-Preguntó Connor.-¿Acaso ya tienes visitas?- Connor Entrecerró los ojos.- -Pues...se podría decir que es algo parecido sí.-Mordí mi labio.- -No es excusa, háblanos de eso importante ahora hija.-Insistió mi padre.- -No creó qué sea buen momento.-Estaba acorralada. Si los dejaba pasar ellos verían a Ángel. Bueno no es que tengamos algo pero no quiero que se hagan ideas erróneas.- Mi padre y Connor entraron al departamento, les reclamaba que no podían entrar sólo así. Pero mi padre respondía que tenía derecho como mi padre a invadir mi privacidad sí así le parecía. Era ridículo. -¿Sucede algo malo Hannie?-Mi corazón se detuvo por completo al escuchar esa voz. La de Ángel.- Mi padre y Connor giraron para ver quien hablaba. Quería que la tierra me tragará y escupiera lejos. Lo malo no era que ellos vieran a Ángel. Lo malo era que vieron que estaba sin playera, la cual ya tenía en sus manos. -¿Que demonios?-Connor frunció el ceño molesto.- -Hannie quiero que me expliques...¿¡Qué demonios significa esto!?
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