Mi corazón dio un saltó ante las palabras dichas. Me había quedado muda, sin habla. Me ama. ¡Angel me ama!, y eso no era cualquier cosa, aún que había pasado poco tiempo desdé que nos conocíamos, él ya estaba amándome. ¿yo estaba enamorada?, claro que lo estaba. Pero me era más difícil expresar mis sentimientos. Siempre fue así.
-Ángel...-Él sonrió y negó con la cabeza. Tomó mis manos entre las suyas y dejó un leve beso.-
-Entiendo que pueda ser muy pronto para ti y sabré esperarte.-Dijo.-Pero es la verdad Hannie, te amo. Amo tus reacciones, cómo actúas, tu forma de ser y de ver las cosas. Eres esa mujer que quiero conmigo siempre.-Y ahí estaba nuevamente. Mi corazón quería salirse de mi pecho.-
-Me encanta todo de ti, Ángel...lamentó no decir las mismas palabras que tú.-Me sentí mal.Bajé la cabeza.-
-No tienes que sentirte mal.-Sentí como la mano de Ángel sé posaba en mi barbilla.-Puedo esperarte el tiempo necesario.-Asentí.-
-Muchas gracias.-Sonreí.-No sabría que hacer sin ti.-Angel río y me atrajo a sus brazos.-
Aunque fuese por unos momentos, pude olvidar el mal momento que estaba pasando.
Angel me rodeó con sus brazos y me apego a su cuerpo. Respiré profundo cuando su mano acariciaba mi cabeza y seguía por mi pelo. Escuchaba los latidos de su corazón, los cuales estaban acelerados.
-¿Escuchas eso verdad?-Asentí.-Es lo que provocas en mi. Tan solo con acercarte a mi puedes volverme loco.-Sonreí.-
No dudaba que en poco tiempo también le diría esas palabras con tanto significado a Angel. Esas no eran palabras cualquiera, eran muy fuertes.
Y Ángel se las merecía por completo.
La mirada de Adriana estaba puesta en sus zapatos. Pareciera que estos fueran muy interesantes ahora mismo. No quería ser dura con mi hermana, pero ya no era una niña y tenía que ver lo que nos rodea. Algunos hombres te pintan un mundo de colores y cuándo menos te lo esperas todo eso desaparece en un abrir y cerrar de ojos. En cambio muchos hombres jovenes tambien pasaban por lo mismo asi que lamentablemente era un horrendo ciclo de engaños y mentiras, desee que mi hermana conociera a alguien de su edad y así poder crecer juntos, sin embargo una persona mayor que ella era un bomba de tiempo, la podrían manipular y engañar, entonces ella ingenuamente pensaba que eso era amor.
Había pasado un tiempo desde lo sucedido con Max. Adriana estaba triste y como no culparla. A veces la escucho sollozar en las noches. Ya no sonreía tanto como antes.
-Adriana, mírame.-Pedí. Por su parte no hubo respuesta alguna de su parte. Suspire con cansancio.-
Desde que habíamos llegado mi hermana tomó dirección a su habitación y no salió en lo que resto del día. Sus ojos estaban hinchados, igual como algunas partes de su rostro como su nariz y la cara. Me sentía mal verla así pero ¿qué podía hacer yo?, por más que quisiera no podía volver el tiempo.
-Adriana...-La volví a llamar.-
-Quiero ir donde los abuelos.-Soltó de repente.-
-¿Qué?-Ella asintió.-
-Lo estuve pensando mucho y...Quiero ir donde los abuelos.-Mi corazón se encogió. Veía el dolor en sus ojos.-
-Adriana, sabes que yo más que nadie quisiera que no sintieras dolor por un patán como ése pero, tienes que afrontar las cosas.-Dije.-
-No será para siempre Hannie.-Ignoro lo que había dicho.-Solo quiero pasar unos meses ahí con ellos, hace tiempo no los veo.- Asentí.-
-Bueno...eres mayor no puedo impedirte nada.-Ella asintió.-
-Quiero olvidar Hannie...-Susurro.-Quiero olvidar todo lo que paso, quiero olvidar a Max.-Un sollozó sé escapó de sus labios.-
-No desperdicies tus lágrimas por él, Adri.-Abrí los brazos para mi hermana, quien entendió el mensaje y se echó a ellos.-
-Lo se pero...me siento estúpida Hannie. Me dijo tantas cosas, tantas promesas. ¿Se supone que así es el primer amor?-Negué con la cabeza.-
-No. Pero siempre habrá alguien que nos hará pasar un mal momento, nuestro corazón es masoquista y sé aferra a que esa persona de verdad no quiere. El amor te ciega.-Susurre.-
-Duele mucho. Quiero que este dolor se vaya, quiero dejar de querer a Max. Olvidarlo.-Acariciaba la espalda de mi hermana en un intentó de que sé sintiera bien.-
-Ya verás que lo olvidarás.-Dije. Adriana sé separó de mi. Se que sus lágrimas.-
-¿Y si eso nunca sucede?-Pregunto.-
-Tenemos que olvidar eso que nos hace daño. A veces las personas reconocen su error y luchan por recuperarte. Pero...-Adriana me miró.-
-¿Pero?-Insistió.-
-Max tiene novia. No la dejara por estar contigo.-Suspire.-Si no la dejó antes, creeme que no la dejara ahora.-Dije.-
Adriana no respondió. Era duro, pero esa era la realidad. Oh, si viera otra vez a Max juró que lo golpearía en la nariz nuevamente.
-Ya lo decidí Hannie...Quiero irme.-Asentí.-
-Eres mi hermana Adri, Con cualquier decisión que tomes yo te apoyaré, mientras sea la correcta.-Ella asintió.-
-No importa cuanto lo evite, tarde o temprano tengo que cometer mis propios errores y...Max fue uno de ellos.-Asentí.-
-¿Por cuánto tiempo quieres visitar a los abuelos?-Trate de cambiar de tema.-
-Cinco...seis meses.-Levanté una ceja.-Incluso puedo estudiar ahí.-Se encogió de hombros.-
-Piénsalo bien Adriana. Aquí están tus amigas, les harás falta, sobre todo a mi y a Luam.-Adriana suspiró.-
-Lo sé. Pero es lo mejor...Supongo.-Se que dudaba.-
Negué con la cabeza y abracé a mi hermana nuevamente. Ella sé dejo abrazar y consolar, pues estaba llorando en silenció. Sabía lo que ella sentía, tal vez no era lo misma forma, pero yo ya había pasado por ése sentimiento.
Dolía mucho. Pero sabía que ella superaría a Max. O eso esperaba yo.
(...)
Dos meses habían pasado desdé que Adriana sé había ido a París a casa de los abuelos. Desdé hace dos meses que Ángel y yo estamos más felices y contentos él uno con él otro. También la relación que llevaba con mi padre era mejor que la de antes, no había atención o algo por el estilo. Luam empezaba a balbucear. Era adorable la verdad.
También hacía dos meses que no me sentía para nada cómoda en mi departamento. Creó estar alucinado, sentía que alguien me seguía. Me sentía observada y cuándo miraba para confirmarlo no había nadie.
Trataba de convencerme de que no era nada. Y que el estar solamente con Luam me afectaba ya que me hacía falta la presencia de Adriana.
Si. Definitivamente debía de ser eso.
Agradecía hoy era viernes. El fin de semana descansaría adecuadamente todo el fin de semana. En unos minutos Ángel llegaría con Luam, le había pedido que cuidará de ella. Ya que, mi turno terminaba tarde y no tendría tiempo de descansar para prestarle la atención necesaria a Luam como era debido.
Cuando estaba en la puerta de mi departamento tenía las llaves en mano para abrir la puerta. Eso no pasó al notar que estaba abierta. La idea de que alguien pudo haber entrado era posible, pero no lo creía. La seguridad del lugar en donde estaba era bueno y las posibilidades de que alguien llegara y quisiera robar era absurda.
Entré y vi que todo estaba hecho un desastre. Los muebles de la sala estaban tirados, las paredes estaban arruinadas con graffiti de color n***o, tenía algo escrito pero había empezado a alterarme no tenia tiempo para leer. Lo siguiente destrozado fueron algunas fotos que tenía colgada en las paredes, principalmente una foto mía tenía una enorme equis en medio. La cocina estaba hecha un desastre, los platos, vasos y todo lo que fuese de cristal estaba hecho pedazos en el piso.
Hubiese entrado a mi habitación y revisado lo demás no sería porque escuché un ruido que me hizo alterar por completo. Vi como una sombra negra sé asomaba, No me dio tiempo a reaccionar cuando la mano de un hombre me sostenía, no le podía ver el rostro debido a que traía un pasamontañas. Todo mi cuerpo tembló en un escalofrío.
-S-suelteme...-Murmure presa del pánico. El intruso no respondió solo se me quedaba viendo fijamente. Sus ojos podían atravesar el alma. Mi miedo creció cuándo el sujeto empezó a arrastrarme hasta más al fondo, tenía que hacer algo de lo contrarió me haría daño o me mataría.-¡Suelteme, ayuda!-Grite con todas mis fuerzas.-
El sujeto me había sujetado fuerte. Puso su mano en mi boca impidiéndome gritar, seguía arrastrándome más adentro del departamento. Mi corazón daba fuertes palpitaciones. Sé me había cruzado por la cabeza morderle la mano. Eso hice, le mordí fuerte la mano.
-¡Maldita zorra!-Gritó a la vez que me soltaba. Salí corriendo y debía decir que, el camino hasta la puerta no me había parecido tan largo en mi vida. Sólo por una milésima de segundos volteé para ver si el intruso me perseguía y eso hacía. Llegué a la puerta y cerré, con manos temblorosas pero lo hice. Lo había encerrado en el departamento.-¡Abre la maldita puerta!-Gritó furioso aparentemente. Corrí hasta donde estaba la señora que cuidaba de Luam.-
Ella vivía 6 pisos abajo. Por lo que cómo sí mi vida dependiera de ello, me dirigí a las escaleras, no dude ni un segundo en bajar cuando escuche el estruendo de una puerta siendo derrumbada. Corrí todo lo que pude hasta llegar al departamento de la señora Britt.
Toqué temblando de miedo. No me percate de que ya me encontraba llorando.
-Señorita Miller ¿que pasa?-El miedo en mi era tan grande que entré y cerré la puerta bajó la mirada de una confundida señora Britt.-
-Un ladrón...Mi departamento...quería atacarme...Él...todo está hecho pedazos...-Habla entrecortada.-
-Dios mio. ¿Un ladrón dices?-Asenti.-Respira hija aquí estás a salvo. Llamaré a la policía.-Agradecí sin decir una palabra.-
El estado en el que me encontraba me lo impedía por completo.
Eran las 9 de la noche cuando muchos policías se encontraban en mi departamento al cual yo me negaba a ir. Hace unas horas había llamado a la primera persona que se me cruzó por la mente. Angel. Él sé encontraba conmigo mientras uno de los detectives me hacía preguntas sobre lo sucedido.
-Dígame señorita Miller. ¿Que paso ahí arriba?-Preguntó con rostro serio.-
-Llegaba de trabajar y estaba dispuesta a abrir la puerta, pero ví que estaba abierta y todo estaba hecho un desastre.-El detective asintió mientras apuntaba todo en una libreta.-
-¿Como era el atacante?-Mi cuerpo sufrió un escalofrío de tan solo recordar.-
-Era alto...tenía un pasamontañas en la cara no pude verle el rostro, solo sus ojos. Pero era muy fuerte, si no es que le muerdo la mano no sabría que hubiese sido de mí.-Murmuré.-
-¿Tenía intenciones de hacerle daño?-Vi que Ángel frunció el ceño.-
-De matarla y sabrá Dios qué más.-Soltó un gruñido enojado.-Todo estará bien amor, ya lo verás.-Asenti.-
-Detective un momento por favor.-Uno de los policías había llamado al detective.-
-Claro. Permiso.-Nosotros asentimos. Angel y yo nos quedamos solos.-
-Esto es demaciado raro...de todos apartamentos, ¿porque precisamente fue el tuyo?-Me encogí de hombros.-
-No lo sé. Enemigos no tengo...-Dije. Ángel asintió.-
-Esto es raro. De todos modos, Hannie quiero hacerte una propuesta, esperó aceptes.-Mire con atención a Angel.-
-Por supuesto. ¿de que se trata?-Pregunté curiosa.-
-Quiero que te mudes conmigo.-Me había quedado sin habla.-No quiero que te pase nada malo, no quiero arriesgarme a perderte. Tienes una bebé que necesita de su madre.-Dijo.-
No respondí. Ángel tenía razón, no podía arriesgarme a que ése hombre volviera a terminar el trabajo.
Negué con la cabeza. Ni siquiera quería pensar en eso. Me sentía más calmada ahora que Ángel estaba conmigo. Me había contado del día que había tenido con Luam, hubiera puesto atención si no estuviera con los nervios de punta.
-Señorita Miller, tiene que ver esto.-Salí de mis pensamientos.-
-¿Encontraste algo detective?-Preguntó Ángel por mí. El detective asintió.-
-Siganme tienen que ver esto con sus propios ojos.-Angel y yo intercambiamos miradas pero no protestamos. Seguimos al detective hasta la sala en donde todo estaba hecho un desastre.-
-¿Qué son esas palabras en la pared?-Pregunto Angel.-
-Según logramos ver en la pared, dice "Muere"-Mi respiración sé cortó.-
-Dios mio...-El detective asintió.-
-Eso no es todo, entre los desastres de su habitación señorita encontramos una carta.-Me Asusté.-
-¿Una carta?-El detective asintió.-
-¿Qué dice?-Preguntó está vez Angel.-
-Creo que lo mejor sería que lo vieran ustedes.-Dijo.-Tengan.-Nos entregó la carta. Estaba escrita con marcador n***o y en letras grandes.-
"ESTO QUE VISTE SÓLO ES LA PUNTA DEL ICEBERG. ALEJATE DE ÁNGEL O HARÉ DE TU VIDA UN INFIERNO."
Quede sin habla y sin palabras. Ángel estaba tan sorprendido como él. ¿Quien con un poco de cordura enviaría algo así?. Algo era seguro, esta persona no quería que estuviera con Angel.
-Ángel...-Llame a mi novio.-
-Hannie...-Me miró con pánico en sus ojos.-Siento que esto esté pasando aparentemente por mi culpa. Yo no sé quién sería capaz de hacerte daño si estás conmigo.-Ángel me había abrazado. Escuché los alocados latidos de su corazón.-
-Yo tampoco sé quién podría hacer algo cómo eso.-Susurre.-
-Te protegeré. Nadie te hará daño mientras yo viva. Lo juro.-Dijo.-
-Angel.-Lo volvi a llamar. El mencionado me había soltado.-
-¿Qué ocurre?-Preguntó con preocupación en su mirada.-
-Acepto ir a vivir contigo...