-¿Lo dices en serio?-Los ojos de Ángel se iluminaron.-
-Nunca en mi vida había sido tan seria.-Respondí.-Pero ¿Cuanto tiempo quieres que me quede?-
-Todo el que creas necesario. Aunque yo quisiera que te quedaras para siempre.-Ángel me rodeo con sus brazos dándome calor.-
-¿Para siempre? ¿Quieres decir cómo?-Él asintió.-
-Como las parejas casadas. Exacto.-Escondí mi rostro en el pecho de Ángel. Él me apretó más a su cuerpo. Me sentía protegida en sus brazos.-
-Lo mejor será irnos de aquí. No quiero arriesgarme a que algo te pase.-Asentí.-
Tenía que contarle lo ocurrido a mi padre. En estos momentos agradecía el que Adriana estuviera en París con los abuelos. Así nada le pasaría.
Angel había avisado a los detectives que nos iríamos. Estos aceptaron y dijeron que a la encuentra de la más mínima pista llamarían.
También que necesitaba ir al recinto de policías para poner una denuncia y dar mi testimonio. La verdad tenía ganas de eso. Al salir del departamento mi cuerpo sintió un escalofrío. Me sentí nuevamente observada.
Pero esa sensación se fue cuando Ángel revisó por todo el perímetro que nadie nos seguía. Agradecía profundamente lo que él hacía por mí.
-No temas Hannie. Yo estoy aquí para ti.-Dijo mientras acariciaba de manera tierna mi mejilla. Mi mano fue a parar junto a la de él.-
-Me sentí tan vulnerable frente a ese hombre.-Susurré.-Tan pequeña e indefensa. Si yo no actué en ese instante...No...no se que hubiese sido de mi.-Y deje que las lágrimas corrieran. Eran lágrimas de impotencia y rabia.-
-Tranquila ya paso, estas bien y eso es lo que cuenta.-Ángel me abraza nuevamente.-Fuiste valiente.-Asentí. Deje que unos sollozos se escapaban de mi garganta.-
Una vez cuando las lágrimas dejaron de correr me sentía un poco mejor que antes. Ángel me ayudó a bajar del auto. Me había asustado ya que un hombre se había presentado frente a nosotros. Pero solo era el ballet.
Angel nos encaminó hasta su departamento. Debo decir que, me había quedado con la boca abierta. Era un penthouse espectacular. Estaba iluminado hasta la punta. A lo lejos se notaba el buen cuidado de los jardines. En la entrada un joven nos saludó con una amable sonrisa. Lo mismo pasó en la recepción. Una señora había saludado a Angel. Tal parece que lo conocía. En el ascensor vi que Ángel marcó el piso número 8. Mientras esperábamos me dediqué a observar el bonito ascensor, tapizado de rojo. Tras de nosotros tenía un espejo. A la lados uno podía sostenerse de las finas barras, las cuales eran de madera con un lindo detalle tallado en la misma madera.
-Llegamos.-La voz de Ángel me sacó de mis pensamientos. Observe el bello pasillo que traía una elegante alfombra de color rojo también. Arriba en el techo colgaban lámparas de araña. Finas y a la vez delicadas. Las paredes están pintadas de blanco. Y ventanales enormes que mostraban lo bello de la noche. A su vez las luces de la ciudad. Oh, si que era hermoso.
La cosa no se detuvo ahí. Ángel nos hizo detenernos en una puerta. Con una matrícula color dorado y letras cursivas decía claramente "Dr Angel Brooks. "
El interior del departamento me dejó sin habla. Había ventanas grandes por todos lados. No dudaba que cuando saliera el sol todo estaría iluminado hasta el más mínimo escondite. Había muebles tapizados en color chocolate. La habitación tenía un toque hogareño. Sospechaba que la señora Esperanza tenía algo que ver.
No muy lejos había fotografías de Angel y su familia. Diplomas de la escuela hasta la universidad y reconocimientos. Me deleité observando de aquí para allá.
Me sentía ansiosa y curiosa de seguir mirando pero antes pregunté por una persona importante.
-¿Dónde está Luam?-Ángel sonrió.-
-Descuida, la deje con una de mis empleadas de confianza.-Asentí. No es que fuera celosa o algo parecido, bueno sólo un poco. Pero yo no era celosa.-
Angel nos guió a una de las habitaciones. Paramos en una con puerta de color blanco. Al entrar vi a efectivamente una señora de algunos 40 a 45 años con Luam en brazos. Mi bebé estaba despierta, lo cual no me era raro. Luam dormía en las tardes, y algunas veces de noche se quedaba despierta.
Corrí hasta donde estaba mi bebé, desesperada por darle un millón de besos. Agradecía tanto que Luam se hubiese quedado en casa de Ángel y que éste se ofreciera a cuidarla. Me percaté de que Ángel hizo un movimiento con su cabeza a la señora quien dejó con cuidado a mi bebé en mis brazos.
Sonreí abiertamente en el instante en el que Luam chillaba y sonreía por verle. Deje tantos besos como pude en su carita. Aliviada de que estuviera sana y salva.
Estaba ajena a la conversación de Angel con aquella señora. Tarde en darme cuenta que ya estábamos nosotros tres solos.
-Me alivia que estés más relajada.-Asentí.-
-Solo necesitaba ver a mi pequeña. Muchas gracias Ángel.-Él sólo sonrió y dejó un beso en mi frente. Luego me rodeó con sus brazos abrazándome a mi y a Luam.
-Siempre que me necesites estaré aquí para ti.-Quería gritar cómo una colegiala enamorada.-
Aunque ya no fuera una colegiala, yo estaba enamorada.
(...)
Si hubiese sabido que un intruso entraría en mi departamento y que yo tendría que estar tiempo indefinido con Angel, hubiese traído ropa conmigo. Grave error, yo no tenía ropa de cambio ni siquiera para dormir. Estaba esperanzada de que alguna de mis prendas de vestir estuvieran aún intactas en mi departamento.
Pero el detective que investigaba el caso dijo que no quedó nada de nada. Tal parece que el intruso no solo destruyó mi departamento. Sino que también desgarro, corto y hasta quemó toda mi ropa.
Fue tan desalentador que casi me pongo a llorar de la angustia. Esta persona me odiaba como yo no tenía idea. Y eso me asustaba mucho.
Lo bueno fue que Ángel me prestaría alguna de sus camisas. Y bueno, a él pareció agradarle la idea.
Por mi parte me encontraba parada en el enorme baño de mi novio. Había dos opciones para darse un baño. Era la ducha de pie o la bañera. Opte por darme un baño de pie. Deje la toalla en el perchero. Hice de mi cabello un moño de último momento y deje que el agua calentara y cubriera cada parte de mi cuerpo.
Mis manos fueron a parar la cicatriz que tenía en mi cuerpo luego de que me extrajeran el cuello uterino. Y pensar que años atrás yo hubiese podido tener hijos, pero no. Estaba tan hundida en el trabajo, empeñada en trabajar y desechar cualquier cita que me ofrecieran con la excusa de que yo tenía mucho trabajo y no tenía tiempo para distracciones.
A veces sólo a veces quisiera devolver el tiempo y revelarme a mí misma lo que me iba a suceder. Advertirme de que el embarazo de mi mejor amiga era de alto riesgo. Tal vez hubiésemos podido hacer algo. Que yo tenia cáncer de cuello uterino. Y que ya no podría tener hijos. Nunca más.
Pero luego pienso que tal vez las cosas pasan por algo. Si Gloria no hubiese sacrificado su vida yo no tendría a una hermosa bebé que cuidar y amar cómo si fuese mía. Y no hubiera conocido al hombre responsable de mis suspiros.
Deje todos los pensamientos volar. Ahora necesitaba relajarme. Toma una de las fragancias que tenía la ducha de opción. Tome la que olía a vainilla. Luego de unos minutos salí del baño. Y tomé rumbo a la habitación de Angel. Él sonrió al verme.
Me sentía desnuda aun que llevase una bata de baño puesta.
-Compre algo de ropa para ti. Solo lo necesario.-Al lado de Ángel había una bolsa de color plateado.-
-Muchas gracias.-Agradecí. El solo sonrió lascivo.-
-Dejo que te cambies, luego me dices que quieres para cenar.-Antes de irse dejó un casto beso en mis labios. Para luego salir.-
Suspire y abrí la bolsa. Efectivamente tenía ropa dentro; ropa interior. Unas bragas de color rojo y un sostén que hacia juego con este. Mi rostro tomó calor al pensar que Ángel sabía las medidas de mi cuerpo.
Aunque, la ropa interior si estaba linda.
Me la puse y tomé camino al closet de mi novio. Tomé una de sus camisas. Una de color n***o que me quedaba cómo vestido. Deje mi cabello tal y como estaba.
Al salir me dirigí a la sala donde Ángel estaba sentado, pero no estaba solo. Luam estaba con él, mi bebé tenía sus diminutas manos en el rostro de Ángel. La escena se me hizo tan linda. Me acerqué y me senté al lado de Angel. Jugamos con Luam hasta que empezó a quejarse por tener hambre y sueño. Lo cual atacamos rápidamente, Luam estaba descansando en la cuna que Ángel había pedido para ella. Cada vez más me convencía de que Ángel era el hombre perfecto para mí.
Me encontraba en los brazos de mi novio quien repartía besos por mi rostro, ladee la cabeza para darle más espació. En definitiva me encantaba estar entre los brazos de Ángel. En la habitación sólo se escuchaban nuestras respiraciones.
Sus labios se posaron en los míos, empezando un beso lento y a la vez dulce. Sin preciones ni nada por el estilo. Nos separamos por la falta de oxígeno que empezó a exigir que nos separamos.
-¿Qué sucede?-Pregunté algo confundida. Ángel me miraba directamente a los ojos. Un brillo paso por estos.-
-Quiero darte una sorpresa.-Levanté una ceja intrigada.-
-¿De qué se trata? .-Él negó con la cabeza. Sonrió.-
-No será hoy. Tendrás que esperar hasta el fin de semana.- Fruncido los labios.-
-Pero quiero saber de qué se trata.-El río.-
-No sabía que fueses curiosa mi amor.-Me encogí de hombros.-
-Responde.-Dije.-Tengo métodos para hacerte hablar.-El levanto una ceja.-
-Quiero ver que lo intentes.-Mordí mi labio. Y con todo el descaro del mundo, hice que Ángel sé acostó. Por mi parte me subí en su regazo, hice un leve movimientos así rozando nuestras intimidades. Sonreí victoriosa cuándo él soltó un jadeo.-Eso no se vale.-Se quejó.-
-En la guerra y el amor todo se vale.-Una ronca risa salió de los labios de Ángel.-
-Entonces considera la guerra iniciada.-Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando las manos frías de Ángel se metieron debajo de la camisa que llevaba puesta y acariciaron mi espalda. Incluso con la más mínima caricia él podía tenerme a sus pies.-
-Tramposo.-Murmure.-
-No lo soy. En la guerra todo es válido.-Negué con la cabeza. Me acerqué a su rostro y junté nuestros labios en un apasionado beso. Nuestras lenguas se encontraron y acabaron. Un jadeo sé escapó de mi cuerpo cuando Ángel había mordido levemente mi labio.-
Sus manos quitaron los botones de la camisa que traía puesta. Hasta dejarme en ropa interior. No sé cuándo y cómo. Pero la que había terminado bajo el cuerpo del otro era yo. Retuve un gemido en el instante en el que Ángel empezó a besar mi cuello, bajó hasta mi clavícula y sé detuvo en mis pechos, los cuales gritaban atención.
Oh Dios. ése ¿ era mi sostén saliendo volando?.
Cerré mis ojos para disfrutar del placer que me otorgaba mi novio. Un gemido salió de lo más profundo de mi garganta. Inconscientemente hice un movimiento hacía adelanté con mi pelvis, cuándo la traviesa mano de Ángel acarició mi intimidad. Oh diablos, me tenía donde quería.
-Tú eliges...si quieres saber cuál es la sorpresa me detendré. O de lo contrarió esperarás hasta el fin de semana y yo continuaré.-Su voz grave me hizo temblar.-
Gemí nuevamente cuando el aire que pasó por mi intimidad me hizo saber qué; mis bragas ya no estaban.
-Esperaré...el fin de semana.-Me rendí. a cambió el placer se incrementó.-
-Buena chica.-Bufe y me dejé llevar. Ángel siguió con lo suyo y lo estaba haciendo muy bien.-
Esa noche en el departamento de Angel fue maravillosa. Al final terminamos haciendo el amor.
(...)
Estaba ansiosa y a la misma vez nerviosa. ¿Qué sería eso que Ángel tenía preparado para mí?. Debía de admitir que la curiosidad me estaba matando. Siempre que quería saber cuál era la sorpresa Ángel usaba el mismo método. Seduciéndome, me dejaba guiar por sus besos y caricias.
Al final terminaba preguntando lo mismo. Sí continuaba y me esperara hasta el fin de semana o me lo decía y paraba.
Yo no era de piedra. Y teniendo enfrente a un hombre como Ángel resistirme no era una opción. Entonces entendí qué no importaba cuánto preguntara, él no me diría una sola palabra.
También había tenido tiempo de distraerme con otras cosas. En el resto de la semana había ido al recinto de policías junto con Ángel. Los policías no habían descubierto nada más. Y por mi parte tenía tanto miedo de volver al departamento y que lo mismo volviese a suceder que decidí ponerlo en venta. Ángel se puso más que contentó con ésa decisión ya que dijo que así, estaría conmigo.
Y debía aceptar que la idea también me gusto. Cuando mis turnos en el trabajo eran largos y salía tarde. Angel me esperaba con la cena lista. Y muchos besos. Lo mejor era descansar en sus brazos. Yo también hacía lo mismo. Y con respectó a Luam, se me hacía tierno que mi bebé se emocionara cada que Ángel regresaba del trabajo.
Creó que Luam empezaba a ver a Ángel como su padre. Y a decir verdad la idea no me molestaba, a Ángel tampoco. Mi corazón latía cada vez más rápido y mi garganta quería gritar que ya lo amaba. sólo que no encontraba el momento adecuado para decirle.
Observé el lugar en donde estábamos. Era un restaurante muy bonito. elegante pero a la vez informal, estaba incluido el show. Angel me había dicho que no debía moverme, él llegaría para darme la sorpresa. Y la curiosidad me estaba haciendo perder la paciencia.
Cuándo estaba a punto de salir a buscar a Angel. Una melodía me hizo quedarme en mi asiento. La melodía era suave, romántica si no me equivocaba. Agradecía que yo esté delante. Y podía ver el espectáculo con mayor definición.
El telón del escenario sé abrió. Me quedé con la boca abierta al ver que Ángel también estaba ahí. Su cabello estaba un poco desordenado. Pero le quedaba aún más sexy. Nadie pensaría que es un doctor.
Di un saltito en mi asiento cuándo sus ojos se posaron en mí y sonrió. Tomó el micrófono dejándome aún más sorprendida.
¿Acaso él?.
¿Cantaba también?.
Mi corazón se aceleró cuándo escuché la voz de Angel empezar a cantar.
“No quiero que te vayas... aun la noche es larga
Cada momento nuestro quisiera detenerlo en esta cama
Que larga son las horas cuando tú te demoras
me vuelvo loco... esperarte me mata
Amor, quedate... quedate
Quiero más de tus besos, necesito tu cuerpo
Hazme el amor, matame de placer
Amor, quedate... quedate
Desearte así es un vício del cual nunca me curaré
Amor, quedate
De ganas yo me enfermo cuando tu amor no tengo
Hasta escuchar tus pasos y verte entre mis brazos me siento preso
Que largas son las horas cuando tu te demoras
me vuelvo loco... esperarte me mata
Amor, quedate... quedate
Quiero mas de tus besos, necesito tu cuerpo
Hazme el amor, matame de placer
Amor. quedate quedate
Desearte así es un vicio
Del cual nunca me curaré
Amor quedate
Soy adicto a tu boca, a como me provocas
a tus ojos de cielo, a tu risa y tu pelo,
a tu forma de ser
Adicto a tu querer
Amor, quedate... quedate
Quiero mas de tus besos, necesito tu cuerpo
Hazme el amor, matame de placer
Amor, quedate... quedate
Desearte así es un vicio del cual nunca me curare
Amor quedate...”
La canción terminó y con ello empezaron los aplausos del público. ¿Esa canción era para mí?, ¿él había escrito una canción para mí?. Mis ojos empezaron a arder por las lágrimas.
Aún con los aplausos del público Ángel bajó del escenario. Se dirigió a mí e hizo que me levantará. Tomó mi mano, entré las suyas y la llevó al lugar en donde estaba su corazón.
-Esto es tuyo Hannie. Lo es desde el momento en el que te vi.-Susurro.-Te amo y lo gritaría desde lo alto de una montaña si fuese necesario. ¿Entiendes eso?- Asentí. las lágrimas recorrieron mis mejillas, eran lágrimas de felicidad pura.-Te amo. Tanto como amo a ésa pequeña. Ambas alegraron mi vida monótona y aburrida.-Sonreí.-
Tomé el rostro de Ángel en mis manos y dejé un beso, dos, tres, cuatro,cinco, diez besos. Lo miré a los ojos y Sonreí.
-Te amo Ángel...