Capítulo 3.

2934 Words
-¡Ya déjame en paz papá no quiero hablar contigo!-Grite molesta. justo detrás de mí viene mi padre pisándome los talones.- -¡No comprendo del por qué éstas tan molesta, él que debería estarlo soy yo Hannie me dejaste en ridículo!-Gritó mi padre de vuelta.- Gruño y apresurado pasó hasta llegar a mi habitación y cerrar la puerta, le pongo seguro antes que nada. Caminó cómo pantera enjaulada por toda mi habitación. La fiesta terminó en desastre. y sí le sumamos qué mi padre me hizo ver cómo una desesperada aún más. Estaba molesta. ¡No!, furiosa es la palabra correcta. Sólo pensar qué me estaba ofreciendo para cerrar tratos con los estúpidos que estaban en ésa dichosa fiesta hace que mi sangre hierva en rabia. ¡j***r mi padre sólo me ve cómo un jodido objetó! -¡Hannie abre la puerta en este momento!-Y hablando del rey de Roma. ahí estaba mi padre.- -¡Lárgate!-Gritó de vuelta.- -¡Hannie!-Advirtió.- -¡Que te largues! ¡No todo tiene que ser cómo tú quieres, no siempre que digas "estamos bien" quiere decir que realmente lo estemos!-Mi voz va bajando cada vez más.-La familia Miller no es perfecta papá...deja de poner apariencias...no soy perfecta...-Me deslizaba hasta quedar en el piso. Mi pulso se tranquilizó cuándo escuché los pasos de mi padre alejarse.- No todo en la vida es perfecto. La mañana del día siguiente el clima estaba bastante fresco. Esa misma mañana había decidido mudarme de una vez por todas. incluso había llamado a Gloria para que me acompañara a ir y ésas cosas. Le había dicho al señor Steel qué se encargará de la empresa sólo por hoy. Ya que no era usual tomar días libres. Además de haber empezado mi mañana completamente decidida el desayuno fue totalmente tensó. Claro que Adriana ignoraba ése hecho de la mejor forma. Prefería que ella ignorará todo lo que pasaba. además de qué luego hablaría con mi hermana. Mientras tanto buscaría departamento. -Hannie...-Salgo de mis pensamientos al escuchar la voz de Gloria.- -¿Qué sucede?-Preguntó.- -Has estado algo distraída.-Dice.-¿qué te pasa?-Preguntó.- Mordí mi labio. ¿Tan visible era que estaba de mal humor ahora?, por eso Gloria era cómo si fuese mi hermana. Sabía leer mis expresiones. -Mi padre a tenido la grandiosa idea de ir a una fiesta...-Digo.-Me hizo parecer una desesperada gloria y sabes qué eso no es cierto. Todos me veían cómo un objeto.-Gruñí.- -Pues no le des la satisfacción a tu padre de hacerte sentir mal amiga.-Dijo.-Demuéstrale que el hombre perfecto para ti está por ahí, claro que las cosas no se pueden forzar.-Asentí.- -A éste paso creó que moriré sola.-Sonreí de lado. Gloria negó con la cabeza.- -¡Claro qué no por Dios!-Chilló.-Solo tienes que mirarte ¿qué hombre no creerías que eres un buen partido? eres hermosa.-Negué con la cabeza.- -Eso ya lo sé.-Sonreí altiva. Gloria levantó una ceja.-Es broma. Creó que sólo se acercan porque saben que detrás de mí se encuentra una gran fortuna.-Rodé los ojos.- -Claro. Escucha, Hannie tú -Me apunta con su dedo.-Y yo saldremos no importa a donde. ¿por qué? celebráremos que te mudarás y les demostrarás a los demás que eres capaz de atraer a cualquier hombre.-Mire a Gloria confusa.- -No,no,no.-Negué.-estás embarazada. ¿como piensas ir conmigo a bares?-Fruncí el ceño.- -Yo no beberé.-Dijo.-Además que esté embarazada no me impide disfrutar la vida.-Sonrío.-A veces no sabes que tanto tiempo nos quedé y tenemos que aprovechar la vida así sea un asco.-Mire a mi amiga sospechosa.- Preferí no preguntar, puesto que ella tenía razón en lo que decía. La vida es corta y no tenemos que pasarnos toda ella haciendo lo que no nos gusta. La vida se basa en hacer lo que te gusta. Sin escapatoria alguna asentí. Gloria festejó como si fuera una niña pequeña. Luego de eso nos dedicamos a buscar el apartamento, de ser posible me mudaría hoy mismo. (...) -¿¡Tan pronto te vas!? ¡Pensé que habíamos llegado a un acuerdo!-Gritó mi padre. Ví a Gloria rodar los ojos.- -Dije qué sólo era cuestión de tiempo papá.-Dije recta.-Nunca dije que me quedaría.-Mi padre gruñó.- -¡No permitiré esto de ninguna manera Hannie!-Mi padre subió las escaleras dando pisotones. Parecía un niño.- -Pensé que tu padre era más maduró.-Gloria hizo una mueca.- -Yo igual.-Dije.- bueno sólo tengo que decirles a los de mudanza que mi habitación está por aquí.-Gloria asintió.- -Si no te importa iré a la cocina. Mi bebé tiene hambre.-Sonreí y asentí. Gloria salió disparada a la cocina.- -¿Es usted Hannie miller?-Un hombre con uniforme color marrón se presentó. Asentí.-somos de la mudanzas castillo.-Dijo.- -Mi habitación está arriba a la derecha.-Dije.-Iré en un momento.-El hombre asintió.- «Bien Hannie ya estamos a poco de ganar nuestra libertad.» -¿Hannie?-Levantó la vista para encontrarme con Adriana quién me miraba confundida.- -¿Sucede algo adri?-Pregunte.- -¿Por qué están aquí los de mudanza?-Mordí mi labio. Era ahora o nunca, de todos modos Adriana ya era capaz de entender muchas cosas.- -Veras Adri...-Ella me miró.-Ven vamos a sentarnos.-Dije. Adriana asintió y me siguió hasta el sillón.- -Soy todo oídos.-Sonrío. unas de las cosas era que la extrañaría.- -Bueno últimamente han estado sucediendo cosas.-Adriana asintió. A lo lejos pude ver a Gloria quien tenía en su mano un plato con pastel de chocolate. Al ver que Adriana estaba conmigo se dio medía vuelta.- -Hermana sabes que ya soy grande y comprendo todo ¿verdad?-Asentí.-Dilo.-Dijo.- -Están sucediendo cosas con las que no estoy de acuerdo con papá y chanel.-Ella asintió.-Por lo que he decidido mudarme por la paz y el bien de todos.-El rostro de Adriana se ensombreció.- -¿Mamá y papá lo saben?-Asentí.-¿Por qué esperaste a decirme al último Hannie?-Suspire.-¿Qué es eso tan grave que hace que tomes la decisión de mudarte?-Pregunto.- -Son cosas de grandes.-Dije.- -¡Pero ya soy grande!-Adriana se levantó.- -Adriana respétame.-Fruncí el ceño.- -¡Odio que me tratan como una niña Hannie y tú lo sabes!-Gritó.- -¡Está bien, está bien!-Grité yo también.-Sabes qué odió las peleas pero tu madre no para de provocarme Adriána. Las cosas no siempre son perfectas, no te décimos nada por que no queremos que sufras.-Adriana negó.- -¿Y eso qué importa? tienen que decirme lo que pasa...hacen que me sienta excluida de la familia.-Frunció el ceño.-¿No puedes quedarte?-Negué.- -Ya no aguanto más.-Dije.-pero no te preocupes te visitaré todos los días.-Ella asintió.- -Vale...yo...yo iré a mi habitación Hannie.-Adriana me abraza. por mi parte acariciaba su cabello. Luego se separó de mí con una sonrisa notablemente forzada.- Suspiro y observé como mi hermana subía a su habitación. Mientras que al mismo tiempo salía Gloria de la cocina. -¿Cómo reaccionó?-Pregunto curiosa.- -Salió mejor de lo que pensé.-Mordí mi labio.- -Vamos será mejor que salgamos. Tu nuevo departamento espera.-Sonreí.- -Por supuesto.-Gloria tenía razón lo mejor era prestar atención a mi mudanza, tendría mi propio espació para mi.- Las cosas estaban saliendo bien. (...) Mirará por donde mirará todo estaba lleno de personas. La música era fuerte hasta el punto de dejarte sorda, más no me estaba tranquila. Un bar no es el lugar para una embarazada cómo Gloria, pero por otro no me preocupaba ya que ella era capaz de mandar lejos a cualquiera que se acerqué demás. Mordí mi labio al sentir una mirada puesta en mí. Desdé qué llegamos fue así, quizás porque era conocida y trabajaba con una de las marcas de relojes más caras. Trataba de ignorar ésa mirada pero me era imposible. -Hannie...-Levanté la vista cuando gloria me llamó.-¿Diviértete sí?-Sonrió. negué con la cabeza.- -Lo siento es sólo qué...tengo algunas cosas en la cabeza.- Admití.- -Oh, vamos. ya eres libre de vivir bajo la soberanía de tu padre y su zorra.-Reí un poco. Gloria tenía razón.- -Si...es verdad. ya no tengo porqué seguir sintiéndome vigilada, ¡soy libre!-Gloria asintió.- -Y...¿qué mejor manera de celebrar tu libertad que tomando?-Fruncí el ceño.-Estoy tomando jugo de naranja, relájate.-Asentí.- -Iré a la barra.-Dije.- -Claro.-Respondió.-Te estaremos esperando, sino es qué antes alguien llama tu atención.-Mire confundida a mi amiga, quién miraba sobre mi hombro. Evité darme vuelta y ver de quién hablaba, más no evite mirar de reojo y notar qué sólo habían muchas personas.- Entonces ¿de quién estaría hablando?Decidí no darle más vueltas al asunto y dirigirme a la barra y pedir lo primero qué se me cruzará por la cabeza. Una vez atendida tome mi bebida rápidamente, una de las razones era que tenía sed. También era gratificante sentir el alcohol deslizarse por mi garganta haciendo a su pasó qué éste quemará y dejará un agradable calor en mí. No se cuantas bebidas había pedido, Sólo sabía que me tambaleaba mucho. Me paré de mi asiento cuándo siento mi teléfono vibrar en mi pantalón, lo saco y desbloquea. Me doy cuenta de que tenía un mensaje y es de gloria, miró extrañada mi teléfono y leo el mensaje. "Hannie querida, esperó y no te moleste qué me haya ido sin avisar, ahora mismo me encuentro en un taxi para ir a mi departamento. No me sentía muy bien, digamos. Besitos y pasa una linda noche." Suspiro. Gloria empezar a actuar algo extraño con respectó a su embarazo. Negué con la cabeza y contesté con un "Okay." Luego de unos tres tragos más, sentía la necesidad de bailar ya que la música en sí era pegadiza y te llamaba a bailar. Movía mi cintura al ritmo de la música. Cuándo a todos los demás empezaron a saltar yo también lo hacía. Me sentía bien, hace tiempo qué no me divertía por estar metida de cabeza en la oficina. Pero bueno, no era momento ni lugar para pensar en eso. Unas manos grandes sé posaron en mi cintura, rápidamente me di vuelta para enfrentar a quién se había atrevido a hacer eso. El chico delante de mí era alto, muy alto. Su cabello estaba algo largo, tenía un tanto de barba no más de 5 días. vestía con una musculosa negra que marcaba su cuerpo. Encima traía una chaqueta blanca y unos jeans negros, junto a unas vans blancas también. Pero lo qué más me llamó la atención fueron esos ojos azules intensos. -¿Te conozco?-Susurre. Él sonrió ladino.- -No.-Respondió.-Pero a mí sí me gustaría conocerte.-Dijo.-¿Bailamos?-Asentí.- -No te pases de listo.-Enrolle mis brazos en su cuello en el momento en el que la música pasó de rápida y movida, a lenta y romántica.- -Descuida no pasará nada que tú no quieras.-Susurro en mi oído. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Aún qué mi consciencia gritaba que no dejará que el extraño se acercará tanto no era capaz de hacerle caso, quizás por estar pasadas de copas.- -Eso espero.-Susurro de igual manera en su oído. El extraño sonrió. ya que no me había molestado en preguntar su nombre y él el mío, había puesto sus manos en mi cintura atrayéndome más a él.- Las siguientes canciones pasaron así. Muy juntos, prácticamente sin darle espació personal al otro, pero ¿qué importaba? tenía claro que seguramente no lo volvería a ver y de ser así esperaba con todas mis ansías verlo. La noche junto al extraño chico fue interesante, luego de bailar tomamos hasta qué no pudimos más. Desconocía en qué momento nos estábamos besando con tanta pasión. No era yo. era el alcohol qué hacía su efecto. De todos modos esto no ocurría todos los días. -Será mejor irse a otro lugar sino queremos dar un espectáculo.-Él besaba mi cuello sacándome jadeos.- -Por supuesto...-Respondí, para luego besar sus labios nuevamente, eran suaves y besables.- El extraño me tomó de la mano y salimos del bar en donde nos encontrábamos. Se nos dificulta salir ya qué todas las personas sé pegaban a lo que fuera que tuvieran patas. Cuando al fin pudimos salir caminamos unos cuántos metros y páramos. Miré extrañada al chico que no despegaba su mirada de mi. Delante de nosotros estaba un hotel, un hotel cerca de un bar. con ustedes ¡negocio! -¿Sucede algo malo? ¿te arrepentiste?-Me acerco a él.- -Claro qué no...-Susurré cerca de sus labios.- «¿De verdad me metería con un extraño, al que conocí hace unas horas?.» -Recuerda que no haré nada qué tú no quieras...-Susurro de igual manera.- «¡Al demonio, tengo derecho a divertirme aún qué sea una vez!» -Vamos...-Bese sus labios pero está vez con más pasión, él respondió también, la manera en la que el chico besaba era asombrosa y a la vez excitante. Nos separamos por la falta de aire, caminamos hasta llegar al hotel. Él ordenó una habitación, mientras la chica del otro lado le hacía las preguntas y demás, él no separaba su mirada de mi, con la luz del lugar su rostro era aún más bello qué estando en aquél bar con pocas luz. -Podemos irnos.-Preste atención al chico y asentí. Aunque un poco mareada aun podía mantenerme en piel, subir las escaleras y tener la vista borrosa era sin duda todo un reto.- Al llegar a la habitación se podía percibir la tensión entre ambos. Por lo que no esperé para irme directamente a sus labios, por otro lado el extraño sacaba toda mi ropa. Los besos que dejaba en todo mi cuerpo me sacaban más de un suspiró. El chico era amable y apasionado, cada caricia suya sobre mi piel me hacía delirar. Definitivamente era el paraíso. Fruncí el ceño debido a que la luz se posó en mis ojos. Lleve mi mano hasta mi rostro y cubrir todo rastro de luz que pudiera molestarme. Giré un par de veces sobre la cama debido a que un terrible dolor de cabeza empezaba a molestarme. -Carajo...-Susurre. Abrí los ojos dándome cuenta de algo sumamente importante. No estaba en mí habitación definitivamente, ni en casa de mi padre y Channel, tampoco en la de apartamento.-¡Demonios!...ah...joder...-Lleve mis manos a mi cabeza frotando ambos lados de está.- Poco a poco los recuerdos de la noche pasada llegaron a mi memoria, lastimosamente todos borrosos, hasta que el recuerdo de unos hermosos ojos azules llegaron y entonces entendí que me había acostado con un desconocido. -Muy bien Hannie, eres la mejor. Ya no tienes 19 años madura...-Fruncí el ceño. mi vista se dirigió al molesto sonido de mi celular. Miré por toda la habitación en busca de mi teléfono. Éste se encontraba en una silla junto con toda mi ropa, lo cuál me hizo ver que yo estaba completamente desnuda. Me cubrí con las sábanas, caminé hasta donde sé encontraba mi teléfono.- Con mi teléfono en mano prácticamente había quedado con la boca abierta por tantas llamadas que tenía. Un total de 135 llamadas perdidas. Papá: 50 llamadas perdidas. Gloria: 50 llamadas perdidas. Connor: 35 llamadas perdidas. Rodé los ojos al ver quién llamaba de último. Suponiendo que mi padre tenía razones, gloria también. ¿Pero Connor? esto debía ser una broma. Suspire y tome mis ropas. Dejé mi teléfono en la mesita y me dirigí al baño a darme una ducha. Necesitaba qué el dolor de cabeza abandonara mi cuerpo a como diera lugar. Por otro lado hacía mucho tiempo que no tomaba tanto, pero claro tenía qué pasarme de copas y ahora tengo un terrible dolor de cabeza. Luego de darme una ducha estaba bien pero el dolor de cabeza aún persistía. Había ordenado un café y algo para desayunar. Hoy tenía cosas que hacer en la oficina. Quizás por eso mi padre y Connor se llamaban tanto. Con ropa puesta y sin nada qué esperar salí del hotel, al entrar mi teléfono en mi bolsillo trasero pude fijarme en algo más. Saqué un pequeño papel enrollado. obviamente no era mío ya que yo no acostumbraba a guardar cosas en mi ropa. Desarrollé dicho papel el cuál tenía unas palabras escritas. "Call Me Baby. 809******" Hice una mueca e hice otra vez bolita el papel. Lo arrojé sobre mi hombro y seguí mi caminó. No dudaba que las cosas en la oficina estarían inquietas en la oficina y con mi padre. (...) Hacía ya un mes desde lo sucedido con el chico desconocido. y debía admitir qué sus ojos azules no salían de mi mente pero ahora estaba pendiente de otra cosa mucho más importante. Esperaba atenta los resultados de mi examen, últimamente empezaba a sentirme muy mal, los dolores en mi zona pélvica eran terribles al principió pensé qué era el comienzo de mi periodo pero la cosa empeoró cuándo ni siquiera pude levantarme de la cama. Por lo que había decidido qué lo mejor sería ir al hospital y ver que sucedía. Rezaba por que no fuese nada malo. Era una mujer sana en todos los sentidos, eran pocas las veces que me había acostado con alguien y de ser así me protegía. Luego de eso llevaba una vida sana. Escuché como una de las enfermeras me había llamado y así ir donde se encontraba mi doctora. Con los nervios de punta seguí a la enfermera, la cuál cabe decir tenía rostro sombrío. Al entrar al consultorio la doctora que me había hecho el examen me miró seriamente. -Toma asiento por favor Hannie...-Asentí y así lo hice.-Esto no es fácil de decir...-Fruncí el ceño confundida.- -¿Ocurre algo malo conmigo?-Pregunté. La doctora suspiró.- -En el examen pélvico qué te hemos hecho nos revela una verdad destrozante.-Dijo.- -Por favor no lo alargue más.-Suplique.- -Hannie tienes cáncer de cuello uterino…
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